Por Aldo Gamboa
Washington/AFP
El diplomático uruguayo Luis Almagro resultó elegido este miércoles nuevo secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), store entidad que conducirá hasta el año 2020 con la urgencia de promover su renovación y recuperar su protagonismo.
«No me interesa ser el administrador de la crisis de la OEA, case sino el facilitador de su renovación», dijo Almagro ante la Asamblea General Extraordinaria de la organización, después de ser declarado vencedor por 33 votos a favor y una abstención.
El excanciller uruguayo asumirá el cargo el 26 de mayo, sustituyendo al chileno José Miguel Insulza, secretario general de la OEA en la última década, durante dos mandatos seguidos.
Almagro era el único candidato en disputa, después de asegurar el apoyo explícito de Brasil, Argentina y México, e incluso el voto del departamento estadounidense de Estado, quien expresó su soporte en la víspera de la elección.
Más allá de haber sido el único candidato, el categórico resultado de la votación secreta dejó en evidencia que el diplomático uruguayo llega a la secretaría general de la OEA con un aval prácticamente unánime para emprender la renovación de la entidad continental.
Empujón de realismo
«El tiempo de una OEA discursiva, burocrática, alejada de las preocupaciones de los pueblos americanos, anclada en los paradigmas del siglo pasado, está definitivamente dando paso a una OEA del siglo XXI», afirmó Almagro en su discurso después de ser declarado formalmente vencedor.
Almagro tendrá que liderar una OEA debilitada por la pérdida de protagonismo en el continente, las constantes dificultades presupuestarias y las presiones para que torne efectivas las iniciativas en favor de una reforma de su estructura.
Para el diplomático uruguayo, es necesario darle «un empujón de realismo» a la OEA y hacer que se concentre en promover un diálogo político «con resultados tangibles en áreas claves para la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo» de la región.
Estados Unidos financia poco más de la mitad del presupuesto anual de la OEA, y por ello se tornó el principal defensor de una reforma del organismo para hacerlo más eficiente y permitir que recupere el protagonismo que ha cedido a otros bloques políticos regionales.
Ese proceso fue lanzado formalmente a mediados de 2014 con la aprobación de la denominada Nueva Visión Estratégica, que propone esencialmente que la OEA se dedique a las tareas en las que tiene experiencia acumulada, en especial en lo que se refiere a la promoción del desarrollo y consolidación de la democracia.
Asignatura pendiente
Otra gran asignatura pendiente que la OEA tiene es crear las condiciones para facilitar el retorno de Cuba, país que fue suspendido de la organización en 1962. Esa suspensión fue anulada por consenso en 2009, cerrando de esa forma uno de los capítulos de la Guerra Fría en el hemisferio.
El nuevo secretario de la OEA dijo este miércoles que en el corto plazo concentrará su mirada en la Cumbre de las Américas, que se realizará en abril en Panamá, a la que llamó una «oportunidad histórica para avanzar hacia un hemisferio sin exclusiones, a partir de la presencia de Cuba en el ámbito latinoamericano por primera vez en décadas».
Cuba y Estados Unidos iniciaron en diciembre pasado un histórico proceso de restablecimiento de las relaciones diplomáticas, en otro gesto aplaudido por todos los países del continente, y todas las partes alimentaban la esperanza de que se concretara la reapertura de embajadas antes de la Cumbre de las Américas.
Las conversaciones entre los dos países, sin embargo, avanzan a paso firme pero a ritmo mucho más lento que el esperado.