Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
“El agua del lago Ilopango no es recomendable consumirla, tiene 966 veces más presencia de arsénico que su valor guía de 0.01 miligramos por litro; el nivel de arsénico en el lago de Ilopango está entre 1.063 a 1.498, estos niveles de contaminación pueden generar lesiones cutáneas, neuropatías, cáncer en la piel y otros tipos de cánceres internos”, explicó. Carolina Amaya, ambientalista de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), al citar un estudio de investigación del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales del año 2015.
Para la UNES, es urgente que la población exija a la nueva administración de ANDA y a su presidente, Frederick Benítez, una aclaración sobre la propuesta de usar las aguas del lago de Ilopango para abastecer la demanda de consumo humano.
“Como ciudadanía tenemos el derechos a saber cuál es el método que va a utilizar para potabilizar esa agua, teniendo presente la cantidad de otros metales pesados que presentan una amenaza a la salud de la población y el costo, porque al final seríamos nosotros quienes pagaremos ese impacto. El mismo estudio cita que el boro en el lago es 20 veces más alto de lo manejable, su valor guía es 0.3 miligramos por litro y en el lago de Ilopango es de 5.06 a 6.23; entonces, estos niveles de contaminación son bastante altos”, reseñó.
El lago de Ilopango se ubica entre los departamentos de San Salvador, Cuscatlán y La Paz, con una superficie de 72 kilómetros cuadrados, ha sido clasificado como una caldera de origen volcánico con presencia del boro y el arsénico, debido a su propia naturaleza, según los estudios científicos del MARN, y aunque es considerado un ecosistema lacustre importante, la contaminación que contiene no permite el uso para el consumo humano.
En cuanto a las declaraciones del presidente de ANDA, sobre el logro de algunas pruebas para extraer la presencia del boro y el arsénico de las aguas del lago de Ilopango, Luis González (UNES) señaló que es una forma de “engañar a la población” sobre ese tipo de potabilización.
“Esos resultados podrían ser porque tomaron en varios puntos de prueba una cantidad de agua; por ejemplo, toman diez litros de agua y la potabilizan, pero querer hacer esto en 300 metros cúbicos por hora no es creíble que se pueda lograr. Estamos hablando de una población muy urgida de agua para su consumo; estos últimos días hemos visto cientos de denuncias y protestas en la calle de la población por la falta de agua, como los municipios de Apopa, Mejicanos, Ayutuxtepeque, Soyapango e Ilopango sin agua. Y, ante esa necesidad tan alarmante del agua, ningún funcionario puede afirmar este tipo de cosas sin conocimiento de los procesos científicos o técnicos”, consideró.
Los metales pesados -agregó- son bioacumulantes, lo que lleva a las personas que consumen el agua contaminada a ir acumulándolo en el tejido blando del cuerpo, como páncreas, hígado, riñones y cerebro, que termina en un impacto a la salud y que se manifiesta en migrañas, infertilidad, insuficiencia renal y cáncer, entre otras enfermedades.
“Creo que un caso emblemático de contaminación con metales pesados es lo ocurrido en el cantón Sitio del Niño (San Juan Opico, La Libertad), en donde hubo una alta contaminación con plomo en la población, sin duda se debe poner atención. Y sabemos que la mayoría del agua en el país está contaminada; además, por heces fecales, agrotóxicos (cultivos), cuerpos orgánicos en descomposición y, claro, los metales pesados, sumado a la falta de cultura del cuido del agua; tratan a los ríos y lagos como si fueran basureros y no como lo que realmente son: fuentes de vida”, expresó.
En cuanto a la situación del recurso hídrico salvadoreño, Carolina Amaya rebatió al presidente Frederick Benítez (ANDA), quien por medio de un tuit declaró que era falso que en El Salvador hubiese una crisis hídrica, como lo han venido argumentando las organizaciones ambientales.
“Nosotros le demostramos técnica y científicamente hablando, desde la UNES y la Alianza contra la Privatización del Agua, así como investigaciones internacionales, que aquí sí hay crisis hídrica. Y cuando él plantea al lago de Ilopango como primera o única solución a la falta de agua del área metropolitana, no es más que una afirmación implícita de que hay una crisis hídrica en El Salvador de naturaleza permanente y con tendencia a agudizarse”, reafirmó.
La falta de una respuesta integral de parte de la ANDA es -para Amaya- preocupante, porque solo toca superficialmente la crisis hídrica que presenta un comportamiento multicausal, que inicia con la ausencia de una Ley General de Aguas.
“Necesitamos una respuesta integral, porque este planteamiento solo es un remiendo en un país insustentable, que tarde o temprano explotará socialmente por el agua. Nosotros proponemos una gestión integral que incluya el cese de la deforestación arbórea, ampliar la cobertura boscosa para mejorar la capacidad de infiltración de las aguas lluvias; o sea, que pase del 10 %, esas son soluciones integrales para responder una demanda ciudadana que, de no atenderse, el actual Gobierno no tendrá capacidad de frenar”, sostuvo.
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