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Vaticano anuncia beatificación de cuatro mártires salvadoreños

Redacción Nacionales
@DiarioCoLatino

En un comunicado de prensa la Conferencia Episcopal de El Salvador difundió este viernes la decisión del Papa Francisco de beatificar a cuatro mártires salvadoreños. Ellos son los sacerdotes: Rutilio Grande y Cosme Spessotto, así como, los laicos Rutilio Lemus y Manuel Solórzano.

“El Papa Francisco ha concedido que la celebración de la beatificación de los venerables siervos de Dios, tenga lugar el sábado 22 de enero de 2022 en San Salvador. El Papa, además, ha nombrado su Delegado especial, al Eminentísimo Señor Cardenal Gregorio Rosa Chávez, para que en su representación presida esa solemne celebración”, dice el comunicado de la Conferencia Episcopal.

El sacerdote jesuita, Rutilio Grande, fue asesinado el 12 de marzo de 1977, en la ciudad de Aguilares, cuando iba a la celebración de la eucaristía a El Paisnal. El sacerdote iba acompañado de los laicos Nelson Rutilio Lemus y Manuel Solórzano, cuando fueron asesinados por un combinado militar y policial,  uno de los tantos comandos de escuadrones de la muerte, en el lugar que ahora se conoce como Las Tres Cruces. Mientras, el sacerdote franciscano de origen italiano, Cosme Spessotto, cuya pastoral la hizo en San Juan Nonualco, departamento de La Paz, según testimonios de su feligresía, estaba de rodillas frente al altar, antes de celebrar la santa misa, cuando fue acribillado por agentes de la Guardia Nacional (GN), el 14 de junio de 1980.

El padre Spessotto, cuando le llegó una “carta amenazadora”, hizo un “testamento de fe”, en donde expresó que fanáticos lo iban a asesinar y de antemano los “perdonaba”.

Para el presbítero y doctor en Teología, Juan Vicente Chopín, la noticia de la beatificación es motivo de “alegría”.

“El padre Rutilio Grande, que junto a sus compañeros que iban con él ( Rutilio Lemus y Manuel Solórzano) y también el padre Cosme Spessotto, que son figuras en un sentido muy parecidas … eran evangelizadores de zonas rurales”, expresó Chopin.

Sobre el asesinato martirial del padre Rutilio Grande, señaló que este jugó un papel importante en la vida de Monseñor Romero, en el contexto del final de los años setenta, en donde la represión política de los gobiernos militares, auspiciados por los poderes de facto políticos y económicos, que violentaban los derechos humanos de la población disidente del discurso oficial. “Aunque, Monseñor Romero, había tomado conciencia de la situación que estaba viviendo el país, las protestas que había hecho eran más que todo privadas, como la masacre de Las Tres Calles, y también con el pronunciamiento del primer sacerdote asesinado que fue Nicolás Rodríguez Aguilar, en Chalatenango, en noviembre de 1970”.

“Pero, en el caso de Rutilio Grande, quien fue su ceremoniero, coordinó la liturgia cuando fue nombrado Obispo Auxiliar -pues era su amigo- y esto lo golpeó mucho y, entonces, en el caso de Rutilio Grande, es que Monseñor Romero se separa de las relaciones diplomáticas con el Estado de la época”, afirmó Chopín.

Sobre el padre Cosme Spessotto, un misionero franciscano de origen italiano que vino a El Salvador, el padre Chopin manifestó que fue “un extranjero que adoptó a nuestro país y el país lo adoptó a él”.

“Él tenía una peculiaridad, porque no se le acusaba de comunista -en realidad era un hombre moderado- pero tenía una faceta muy interesante, él andaba recogiendo cadáveres y los enterraba. Del bando que fuera, les daba cristiana sepultura, por eso y por su predicación abierta pues, es que fue asesinado, es un mártir”, sostuvo Chopín.

En cuanto al significado espiritual del anuncio de las beatificaciones, consideró que si bien era una alegría para el pueblo, era más importante imitar estos modelos en la propia “práctica cristiana”, de cada persona.

“Creo también que estos casos son un ejemplo de impunidad, porque hasta la fecha no se han aclarado sus crímenes, pero se sigue en esa lucha. Muchas veces, los gobiernos que han ido sucediendo ARENA, FMLN, y ahora, Nuevas Ideas, no han aclarado esos Crímenes de Lesa Humanidad. Entonces, estos modelos de vida y testimonio, deben ser para que la gente y la Iglesia Católica no solo los admire, sino también poner en práctica su legado”, acotó Chopín.

Por su parte, el padre Fredy Sandoval calificó de “gran noticia para El Salvador” el anuncio del papa Francisco, quien ha autorizado la Beatificación de los mártires Rutilio Grande, Nelson Rutilio Lemus, Manuel Solórzano (12/03/77) y padre Cosme Spessotto (14/07/80)

“Es una gran noticia para el pueblo salvadoreño, especialmente para los pobres, para los defensores de derechos humanos, que vienen trabajando por la justicia en el país, por décadas. Y también para los mismos asesinos que tienen en la palabra, en el mensaje y el testimonio de estos mártires una fuerza, para ellos es una gran ocasión de cambiar sus actos criminales y convertirse en personas de bien”, manifestó el religioso.

Para el sacerdote Sandoval, la beatificación de estos cuatro mártires debe ser motivo para inspirar a los “operadores de justicia”, para actuar con la responsabilidad constitucional y jurídica que les ha sido delegada para atender a las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos.

“Que comiencen por esclarecer el asesinato de San Oscar Arnulfo Romero, que también fue canonizado el 14 de octubre del año 2018, y, claro, los cuatro nuevos mártires reconocidos por la iglesia oficialmente. Esta aceptación del martirio o reconocimiento del martirio de estos nuevos mártires salvadoreños, es sin duda un efecto del martirio y canonización de San Oscar Romero de El Salvador”, añadió el sacerdote.

“Se tardaron porque en el Vaticano les costó entender el por qué un país donde la mayoría de cristianos católicos, evangélicos y otras religiones se asesinara a pastores como Oscar Romero, Rutilio Grande o Cosme Spessotto, así como, otros sacerdotes, catequistas y población, les costó entender”, argumentó.

Sobre el mensaje que deja la beatificación a las autoridades de Estado, el padre Sandoval consideró que era “fuerte y claro” para los gobernantes, el generar un clima de paz, atender a las víctimas y transparentar el ejercicio de la función pública.

“Muchos gobernantes en los últimos años y de este período presidencial, ignoran la historia, ignoran a las víctimas o tergiversan la vida y la historia, y más la de los mártires, porque quizás les resultan incómodos para sus intereses, prioridades o sus estrategias que no siempre son transparentes, sinceras o claras”.

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