Iván Escobar
Colaborador
El 12 de diciembre de cada año es para los católicos, a escala mundial, y en particular de América Latina, una fecha trascendental, que se rinde veneración a la Virgen de Guadalupe, la “morenita” que se presentó en el cerro del Tepeyac, en México, ante el indio Juan Diego, proclamado en los últimos años, primer santo indígena del continente. Fue en 1531, cuando sucedió aquel acontecimiento que dio paso a lo que hoy en día es la mayor tradición religiosa en el continente.
El Salvador no es la excepción, y desde principios del siglo pasado, específicamente en 1904 inicia toda una tradición, que hasta hoy en día se refleja en el peregrinaje de fieles católicos que llegan hasta el municipio de Antiguo Cuscatlán, cercano a la capital y la ciudad de Santa Tecla. El punto de veneración, La Ceiba de Guadalupe, nombre que fue dado por el padre Antonio Brunetti, fundador de la orden de los Somasca.
Un documento que contiene actas de lo que fuera la fundación del santuario, hoy en día el más visitado en El Salvador, cada diciembre, relata que “La Ceiba” es la continuidad de la tradición religiosa iniciada en México. Y se menciona en este documento histórico que el primer santuario guadalupano en territorio salvadoreño estuvo “en el cerro Las de las Delicias, apéndice de Santa Tecla, la Ciudad de las Colinas”, como se le conocía en tiempos pasados a la actual ciudad tecleña.
“Fue un edificante sacerdote del clero secular, el Sr. Pbro. Dr. Don José Encarnación Argueta – Alférez del Guadalupanismo salvadoreño –, quien ordenó a un pintor de Roma, un fiel trasunto (copia exacta) al óleo de la Virgen de Juan Diego. Y antes de traer el bendito lienzo de la ciudad de los pontífices, logró que su Santidad el Papa Pío X.…le bendijera”, relata el documento.
Añade que en el año 1904 le fabricó un “modesto” Santuario, que se edificó en Santa Tecla, en el Cerro de las Delicias, pero el terremoto del 7 de junio de 1917 “…destrozó el minúsculo Santuario, pero no la Santa Imagen que fue llevada al hospicio Belén, a la Iglesia de la Concepción…templos de la ciudad tecleña”, según el registro del Pbro. Lauro López Beltrán, en la Revista “Juan Diego”, de abril de 1954.
A principios de los años 20´s, el padre Antonio Brunetti, fundador de los Somasca en la región, cuando llegó a la aldea, donde hoy se encuentra el actual templo, conocido también como La Ceiba. “La Ceiba no era sino una humilde aldea, casi despoblada e insignificante…”.
Con el impulso del padre Brunetti se construyeron edificaciones para la atención en educación a niños, y surgió el interés para construir un segundo templo en el que se venerara a la Virgen de Guadalupe, que hasta el momento no se tenía.
“El P. Brunetti quiso beneficiar también en lo espiritual al vecindario con un Santuario a la Santísima Virgen de Guadalupe, que como madre acogiera las súplicas de aquellos vecinos y de cuantos allá acudieran en demanda de favores”, se menciona en los documentos históricos en torno a este tema.
En 1922, el padre buscaba la forma, encontrando respuesta de parte del prominente empresario Walter Deininger, quien enlazó a César Augusto Baratta, un italiano que llegó al país y construyó importantes obras arquitectónicas que aún están en pie, una de ellas, el actual templo de “La Ceiba”, el cual se terminó de construir en 1953, y el 12 de diciembre de aquel año, la fiesta a la Virgen de Guadalupe fue masiva en el territorio.
La veneración continúa con gran entusiasmo
En la actualidad, la veneración a la Virgen de Guadalupe en El Salvador es grande, incluso llegan por estas fechas al templo salvadoreño, peregrinos provenientes de la región centroamericana y otras naciones para cumplir la visita y agradecimiento por los milagros recibidos.
Un documento titulado: “Nican Mopohua. La Narración más antigua de las apariciones Guadalupanas escrita en Nahuatl y traducida al español”, es una muestra de la devoción existente en torno a la Virgen de Guadalupe, este es un relato que nos cuenta los hechos vividos por Juan Diego, aquel diciembre de 1531, la publicación data de los 60’s ó 70’s aproximadamente, basado en un documento antiguo.
Algunas organizaciones que velan por las tradiciones ancestrales, especialmente de México, consideran que el catolicismo impulsó la imagen de la “virgen morena”, y que las comunidades ancestrales asimilaron el hecho, al entender que la veneración es igual a la que ellos por generaciones realizaron a la deidad “Tonantzin”.
“El culto a la virgen de Guadalupe tiene su origen remoto en un santuario prehispánico situado en el cerro del Tepeyac, al norte de la ciudad de México, dedicado a la diosa Tonantzin. Hacia 1525, el santuario fue convertido por los frailes evangelizadores en una ermita católica, dedicada a la virgen María…”, según el artículo titulado: “Mitos y realidades sobre el origen del culto a la Virgen de Guadalupe”, de Gisela von Wobeser.
11 y 12 de diciembre los grandes días
La Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, La Ceiba, celebra en este marco sus fiestas patronales, comenzando con la preparación para recibir a los peregrinos el 11 y 12 de diciembre, como parte de una tradición que continúa en ascenso.
“Juan Diego recibe un signo en el cerro donde se le apareció a la Virgen de Guadalupe: Encuentra las rosas de castilla que en su manto dibujaron el rostro de la Virgen…hermanos la aridez de nuestra vida puede también convertirse en jardín, abriendo el manto de nuestra vida…”, expresó el párroco José Escobar.
Es así, que este 11 de diciembre, a las 5 de la tarde se llevaría a cabo desde el parque central de Antiguo Cuscatlán, la procesión de la Virgen de Guadalupe, y a las 7:30 de la noche, la Solemne Eucaristía Patronal, la cual se realiza en el atrio de la Basílica, y que este año sería presidida por Mons. Oscar Álvarez Obispo Auxiliar, cerrando con la serenata y quema de pólvora al filo de la media noche.
Cristian Molina, joven residente en la comunidad San Jorge, de Ayutuxtepeque, San Salvador centro, se mostró contento al ser convocado para asistir en la procesión de este miércoles por la tarde, una experiencia que considera que al “participar de esta fiesta acá en mí país es una gran experiencia de fe y devoción. Me siento muy contento porque cada año las personas esperan con ansias esta celebración a nuestra madre y como yo habemos muchos que llevamos peticiones a ella con mucha fe”.
“Cada 12 de diciembre la Iglesia celebra a María, la Madre de Dios, bajo una de las advocaciones más populares y queridas en el mundo: la Virgen de Guadalupe. Siendo Ella baluarte de la identidad católica de América, ha trascendido las fronteras del mundo hispánico para colocarse en el centro mismo de lo que San Juan Pablo II llamó “Nueva Evangelización”, vocación de la Iglesia toda”, añadió Molina.
Para el día 12, que es propio día de la fiesta guadalupana, cientos de personas desde tempranas horas de la madrugada, y durante todo el día asisten con vestimentas de manta e indumentarias indígenas, en recuerdo del encuentro de San Juan Diego con la virgen en el Tepeyac, asimismo, se llevan niños y jóvenes por parte de las familias, en agradecimiento por favores recibidos, o petición de milagros. Chicos y grandes se mezclan en largas filas de veneración hasta llegar a los pies de la imagen.
La solemne eucaristía está programada este jueves a las 6 de la tarde, y será presidida por el padre José Escobar.
Caminantes Guadalupanos rendirán tributo en Esquipulas.
Los Caminantes Guadalupanos Salvadoreños, integrada por peregrinos tanto salvadoreños como guatemaltecos, celebran a la virgen de Guadalupe, y desde el 3 al 11 han llevado a cabo la novena como cada año, que ha tenido lugar en El Cobertizo, Esquipulas, santuario fundado por salvadoreños hace más de cincuenta años, y que hoy es un punto de encuentro y veneración.
Sofía Rodríguez Padilla comentó que todo está listo para esta festividad religiosa, y Esquipulas será también lugar de peregrinación como cada año.
Además, añadió que ya están preparando el 55 aniversario de la caminata que se desarrolla cada enero, de Metapán a Esquipulas, como parte de una tradición que comenzó en los 70’s por un grupo de salvadoreños fieles seguidores de la Virgen de Guadalupe, y del Cristo Negro.
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