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Venezuela da sonoro portazo a la OEA

Carlos Girón S.

La decisión del Gobierno de Venezuela, presidido por Nicolás Maduro, de retirar a su país de la Organización de Estados Americanos (OEA), es, a la vez que un portazo a la OEA y su actual presidente, Luis Almagro, un resonar de la voz del Libertador Simón Bolívar, defendiendo la soberanía, la independencia y la dignidad de nuestros países hispanoamericanos, y ahora de su Patria tan amada.

Venezuela no solo se retira de la OEA, sino que denuncia la “Carta Democrática” que se pretendía reactivar para aplicársela a la Nación bolivariana, aduciendo calumniosamente que está bajo una dictadura sin democracia. El presidente Maduro ha respondido con ese portazo a las narices de Almagro, al anunciar el retiro de su país del organismo regional –enemigo de los gobiernos democráticos de nuestra Hispanoamérica, porque están al servicio de sus pueblos y no de sectores privilegiados.

El portazo de Maduro ha sido más directamente a la cara del entrometido charrúa Luis Almagro, que ha pretendido manipular a los países que integran la OEA, si bien es cierto muchos de sus gobiernos se han mostrado obedientes y serviles a las maniobras del entrometido. Y da tristeza ver que todo un México –que ha sido siempre revolucionario y solidario con los gobiernos progresistas– se haya plegado a las órdenes de Almagro al votar en favor de la activación de la espuria Carta Democrática, que es un instrumento inventado para entrometerse en la vida de nuestras Repúblicas hispanas. Y es bien significativo que Uruguay, tierra que vio nacer al neocolonialista que preside al organismo internacional, se haya opuesto a esa activación de la Carta Democrática, lo que representa una defensa tácita del gobierno de Maduro, acusado de mantener una “dictadura represiva contra el pueblo”, ello como parte de la guerra que se le hace desde afuera y desde adentro, para tratar de derrocarlo, como sucedió en Brasil y Argentina, para poner allí gobernantes títeres al servicio de intereses foráneos.

La guerra se la han venido haciendo a Maduro, y siguen haciéndolo, los medios de comunicación, locales e internacionales, por lo cual se vio obligado el mandatario a sacar del aire en Venezuela a la cadena CNN. La SIP puso el grito en la estratósfera, pero no logró la rehabilitación de la cadena.

Otro intento fallido para el propósito golpista fue la maniobra derechista de un referéndum pretendiendo la votación popular para ejecutar una “revocatoria” del mandato constitucional de Maduro, quien fue elegido democráticamente y ha sido un gobernante de este corte, respetando todas las libertades, y convocando reiteradamente a sus opositores a sentarse a la mesa de diálogo para dirimir diferencias. ¿Qué dictador anda con esa clase de propuestas?

Otro gesto de intromisión e irrespeto a la soberanía de Venezuela del charrúa fue el lanzarle un ultimátum a Maduro para que “convocara a elecciones generales en un plazo de 30 días…”¡¡!!

La guerra y la acción de los revoltosos movidos por los opositores al régimen tienen como objetivo principal volver ingobernable al país y tener una justificación para la invasión final y apropiarse de los ricos yacimientos de petróleo en el Orinoco y su cuenca alrededor, como fue en Ira y Libia, y como se quiere hacer con Siria en estos momentos. Pero se olvida Almagro que Venezuela no está sola. Con ella están la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que reúne a la mayoría de nuestros países hispanoamericanos, listos a defender el ideal bolivariano –cuya bandera retomó en buena hora el recordado comandante Hugo Chávez, siguiéndole los pasos su actual sucesor– de alcanzar un día no lejano la integración de la Patria Grande.

La CELAC tenía programado sesionar este 2 de mayo aquí en El Salvador a petición de Venezuela, que “ve en este foro un espacio “seguro” donde no afrontará consecuencias por su crisis”, menos sanciones como las que anda blandiendo el neocolonialista charrúa.

Al retirarse, Venezuela se ahorrará la friolera de 10.5 millones de dólares que tendría que aportar para el sostenimiento de la organización, incluido el salario –que no será nada despreciable– del capataz entrometido en los asuntos internos de los países miembros. Ha de recordarse que otro portazo a las narices a anteriores dirigentes de la OEA se lo ha dado hace varios años la honrosa Cuba, país que después de haber sido marginado del seno de la misma, la enamoraron para que se reincorporara, dándose el lujo la isla caribeña de rechazar tal pretensión, denunciándola a la vez como una entidad al servicio, no de los intereses de los países miembros, sino de otros hegemónicos que han querido seguir tomando como “patio trasero” a Latinoamérica –lo que nunca consideraron así nuestros pueblos, excepto para el funcionario peruano que en la última reunión del organismo pareció mostrarse feliz y satisfecho de sentirse tal. Eso es menos realidad hoy en día con la integración de la UNASUR y la CELAC, cuyos miembros han declarado que la constitución de estas dos entidades regionales tienen el significado de una independencia definitiva de cualquier poder sobre la Tierra. Son pasos en firme para concretizar el noble sueño de hace más de dos siglos del Libertador venezolano. Y por alguna buena razón, Venezuela pidió que esta reunión de la CELAC hoy en mayo se efectuara aquí en San Salvador.

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