Por: Licenciada Norma Guevara de Ramirios
El 28 de julio el pueblo venezolano acudió pacíficamente a las urnas para elegir presidente de su país por los próximos seis años, loa electores decidieron y las instituciones validaron su decisión.
El Consejo Nacional Electoral (CNE), en su primer parte, informó de un resultado que favorecía al bloque de partidos integrados en la alianza denominada Polo Patriótico, de la cual el Partido Socialista Unificado de Venezuela, PSUV, es parte.
La Oposición de ultraderecha, desde el primer momento, se autoproclamó vencedora y afirmaba tener actas que demostraban que eran ellos los vencedores; el CNE había sido objeto de ataques cibernéticos que, se presume, estaban motivados para retardar o impedir que la institución responsable informara los resultados y así poner en duda la veracidad de la decisión popular.
Es reconocida nacional e internacionalmente la calidad del sistema electoral venezolano, totalmente automatizado y auditado en cada fase, y hasta en cada una de las 30,026 máquinas que debían servir la papeleta electrónica; esas auditorías cuentan con la participación de representantes de cada uno de los 10 candidatos presidenciales que esta vez participaron.
Es grande el daño a personas e instituciones que causó, el día después, la violencia desatada por la instigación de los lideres de la plataforma unitaria democrática (PUD), que postuló al candidato Edmundo Gonzales contra sedes del CNE, escuelas, policías, soldados, ciudadanos partidarios de la Revolución y hasta monumentos, lo que ha sido ampliamente informado por Telesur.
Internacionalmente, algunos mandatarios, medios de comunicación y fuerzas de derecha se sumaron a la campaña para poner en duda la declaración del CNE, con el argumento de que las actas en manos de la oposición definían a su candidato como ganador.
Pero Venezuela cuenta con institucionalidad, y ha sido la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) quien llevó adelante un proceso de verificación de los resultados comunicados por el CNE y ha declarado, el jueves 22 de agosto, que acudieron 33 de 38 partidos participantes con las actas (menos los integrantes del PUD).
Además, el CNE puso toda la información a disposición para ese proceso jurisdiccional, incluso las máquinas, que son la fuente de los resultados. Después de verificar la coincidencia de las actas en poder de los partidos participantes y las del CNE, ha declarado su fallo confirmando la completa coincidencia de la información aportada por los partidos con la declarada por el CN y, por tanto, confirma la victoria del presidente Nicolás Maduro Moro como presidente electo.
La fortaleza política del proceso revolucionario, democrático, de ese pueblo, ha sido confirmada; sus instituciones son sólidas; sin embargo, las fuerzas y las motivaciones del imperialismo, de tener gobiernos que les permitan usufructuar los recursos de ese país rico en petróleo y minerales, tratan de desacreditar la decisión del pueblo, a las instituciones venezolanas, usando todos los recursos comunicacionales a su alcance.
Venezuela, como Cuba, viven y se superan a pesar del bloqueo. Hasta este momento han defendido su legalidad y la voluntad soberana del pueblo que, con su decisión, confirma el camino de transformación que combina la democracia representativa con la democracia participativa.
La dirigencia de ese proceso revolucionario venezolano caracteriza a esa parte de la oposición que respaldó a Edmundo González, como fuerza fascista y, la Asamblea Nacional de ese país, anuncia que modificará la ley electoral, para prohibir la participación de partidos fascistas en los procesos electorales.
El sistema electoral venezolano ha probado que reconoce y respeta la participación política de partidos opositores, si respetan la ley, lo que se expresa en la existencia de gobernadores y alcaldes de partidos políticos diversos.
La soberanía política debe entenderse como esa capacidad autónoma de los pueblos de elegir y decidir sin injerencia externa, mucho menos si esa injerencia es para usufructuar las riquezas que le pertenecen.
Venezuela ha creado capacidad productiva y es ahora capaz de producir los alimentos que consume su pueblo, en más del 90%; ha superado el proceso inflacionario y, en consecuencia, aumentado la capacidad adquisitiva de su pueblo.
Es triste constatar que el alineamiento de algunos gobiernos latinoamericanos con los intereses estadounidenses, les lleven a sumarse al desconocimiento de la voluntad mayoritaria del pueblo venezolano y se empeñen en imponer presidente. Como afirman muchos politólogos, las elecciones en países donde hay petróleo están cargadas de un interés geopolítico del imperialismo.
Mientras tanto, esos críticos de Venezuela no se preocupan por la constitucionalidad en procesos como el salvadoreño, y son capaces de decir que será el pueblo el que defina, como dijo un vocero estadounidense antes de las elecciones del 4 de febrero en nuestro país.