En los círculos sociales a menudo se comenta con estupor y preocupación que “Nayib Bukele es vengativo”. “A mí me da miedo”, dicen otros. Y quizá con razón, porque parte de la estrategia de Bukele para gobernar con su estilo autoritario, necesita de un “arma”, el miedo, y, por eso, aunque tiene una figura debilucha, se ha logrado vender como “el hombre fuerte”. Pero esa percepción de “hombre fuerte” necesita demostraciones, ejemplos, y entre más simbólicos mejor.
Pero no solo basta la percepción, el discurso necesita los instrumentos, es decir, las instituciones que le acompañen en su cometido, es decir, en primer lugar, la seguridad, o sea, la policía, los soldados, la Fiscalía General y el sistema judicial. Es decir, para que la estrategia del miedo le funcione “al hombre fuerte”, ha montado una poderosa maquinaria represiva, gracias al control de todas las instituciones, como los “puyabotones”, cumplen las órdenes del jefe al pie de la letra.
Y eso es lo que ha hecho el sistema judicial y la Fiscalía General de la República al capturar, recientemente, a Eugenio Chicas, un ex dirigente histórico de la guerrilla, ex dirigente del FMLN en la paz, ex presidente del Tribunal Suprema Electoral (TSE), el mejor, quizá, desde que se fundó ese organismo nacido de los Acuerdos de Paz. Fue también secretario de Comunicaciones del gobierno del profesor Salvador Sánchez Cerén y diputado nacional y del Parlamento Centroamericano.
Chicas, cual revolucionario, valiente y defensor de sus derechos, se enfrentó a Bukele en dos momentos, la primera vez en defensa de su honor, la de su esposa y la de su hijo, por una difamación de Bukele, que un juez independiente, el 7 de marzo de 2019, Bukele, para evitar la condena en medio de una campaña electoral presidencial, llegó a un acuerdo con Chicas, y le pidió disculpas frente al Juez, y le entregó 50 mil dólares en concepto de indemnización por el daño moral. El juicio inició en 2017.
El otro momento inició, fundamentalmente, el 7 de febrero de 2020, cuando Bukele, acompañado de las fuerzas élites del ejército y de la policía se tomó por asalto el Salón Azul de la Asamblea Legislativa. Ese acto fue condenado por Eugenio Chicas, y calificado como un golpe a la institucionalidad.
A partir de ese hecho, Chicas se convirtió, junto a otros salvadoreños de diversas corrientes políticas y hasta ideológicas, en un verdadero líder de la oposición.
Chicas, un socialdemócrata, que en los 70 y 80, en tanto miembro de dirección de la Resistencia Nacional (RN) una de las cinco organizaciones del FMLN, tomó las armas para cambiar el país dominado por una férrea dictadura militar pro oligárquica.
Chicas sabía que Bukele, con el control de todas las instituciones, y con el apoyo de las armas, así como de una extraordinaria maquinaria propagandística, respalda por los millones de dólares de al menos tres, sino que cinco, partidas reservadas, ha logrado imponer una narrativa, fundamentada en la repetición y las medias verdades, sino es que mentiras totales.
A Bukele no le convienen las voces disidentes como la de Chicas, mucho menos peligrosos por su liderazgo y su pasado revolucionario, además de haberlo vencido en un juicio por difamación, decide vengarse, en el marco de la aprobación de una ley anticorrupción obligada por el Fondo Monetario Internacional.
En la izquierda, la mano dura y persecución política de Bukele ha estado a la orden del día desde hace varios años, lamentablemente la izquierda orgánica no quería creerlo. COFAPPESS tiene un listado de varios exfuncionarios de los gobiernos del FMLN que han estado presos o siguen presos, mientras otros han buscado el exilio para no ser capturados injustamente, producto de la narrativa y venganza del gobierno actual.
Las capturas de Atilio Montalvo, conocido en el periodo de la guerra como comandante Salvador guerra, así como José Santos Melara, también ex comandante guerrillero, son prueba de ello.
Lo mismo podemos decir de la persecución judicial contra las ex comandantes Nidia Díaz, Rebeca Palacios, Benito Lara, Sigfrido Reyes, entre otros, cuadros históricos de la ex guerrilla del FMLN. A este listado hay que agregar al doctor Guillermo Mata Bennet, que también es víctima de persecución política bajo el discurso de “enriquecimiento ilícito”.
La captura de Eugenio Chicas, pues, así como los procesos judiciales y civiles en contra de un centenar de referentes de la ex guerrilla del FMLN no es más que una persecución política y venganza del inconstitucional presidente Nayib Bukele.