CARLOS ALBERTO SAZ
Has llegado, verano de nostalgia y alegría,
has llegado de nuevo a la existencia,
y contigo mi alma se extasía
al contemplar tu trémula presencia.
Verano de amor, verano de quietud,
verano suave de mil mariposas,
verano de brisas y de virtud,
en tus vergeles sonríen las rosas.
Verano amigo, rey de cañaverales,
el Sol embellece tus campos solariegos,
y en tus días y en tus horas estivales
recogen la cosecha los labriegos.
Tus aires huelen a caña y a naranjas,
y los riachuelos refrescan la paradera,
y en los campos, los huertos y las granjas
se despierta más feliz la primavera.
Verano, octubre abre tus puertas generosas
que dejan pasar el aire perfumado,
y las abejas veraniegas laboriosas
sonríen en el panal almibarado.
Y noviembre, verano amigo mío,
se solaza con su aire refrescante,
y por la ventana penetra el viento frío,
agradable como mies tonificante.
Y diciembre, el mes de la hermandad,
te ennoblece, verano… eres testigo
de la hermosa y coruscante Navidad,
la época más bella, caro amigo.
Verano, tú me recuerdas a ella,
en la que pienso y sueño a cada instante;
siento que su alma alumbra cual estrella
mi cielo gris por su ausencia penetrante.
Soyapango, domingo 23 de octubre, en el pórtico del verano de 2016.