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Habitantes del caserío Esquipulas de Santiago Nonualco y miembros de organizaciones sociales conmemoraron el 35 aniversario del asesinato de las religiosas Maryknoll. Foto Diario Co Latino / Josué Parada

Verdad, Justicia y Reparación para las religiosas Mariknoll

@GloriaCoLatino

Las hermanas nunca abrieron la Biblia para citar a Jesús, sildenafil siempre fue su ejemplo con el que nos enseñaron a trabajar por los demás”, shop recordó José Monge, try catequista que en los años ochenta conoció a las hermanas
religiosas Mariknoll.

La calle vieja para San Pedro Nonualco continúa como hace 35 años, polvosa y llena de piedras sueltas que hacen perder el paso a los transeúntes que van al Caserío Esquipulas, en Santiago Nonualco, departamento de La Paz.
Este 2 de diciembre es especial, 117 personas de 35  diferentes órdenes religiosas llegaron para concelebrar junto a los pobladores del Caserío Esquipulas el trigésimo quinto aniversario luctuoso de Dorothy Kasel, Ita Ford, Maura Clarke y Jean Donovan.
La captura, violación y asesinato de las religiosas está documentado en el Informe de la Comisión de la Verdad. Des este caso, solo los hechores fueron llevados a la justicia,  pero nunca se investigó a los autores intelectuales, entre ellos el Coronel Eugenio Vides Casanova, Director de la extinta Guardia
Nacional, y luego, Ministro de la Defensa. Ahora, los cantos y oraciones se unen en la pequeña iglesia que en su Altar Mayor destaca el “Señor de Esquipulas” y el Beato Monseñor Oscar Arnulfo Romero.
El calor es abrumador pero la benevolente sombra de un alto conacaste brinda también una suave brisa para las más de 200 personas que se encontraron en el monumento memorial dedicado a las religiosas de la orden Mariknoll para celebrar su legado de amor al prójimo y la paz.
Familiares de cada una de las religiosas y catequistas que les conocieron rindieron un homenaje de recordación, por sus obras a favor de los más desprotegidos, como Carol, de la orden Ursulina, quien dijo de Dorothy Kasel que la admira por su integridad moral y el amor al servicio del prójimo.
“Yo tenía 30 años y no sabía qué hacer con mi vida, y cuando ellas fueron asesinadas me impactó tanto. Desde ese día comencé a trabajar por los
más vulnerables, y quiero decirle a Dorothy ,que gracias a su ejemplo,
crecí como ser humano y doy el amor de Cristo a los más desprotegidos”, dijo la Hermana Carol.
“Jean Donovan (misionera laica) era una jovencita llena de sueños e ilusiones, nos contó que se iba a casar y quería que su novio supiera, que ella amaba la Iglesia”, comentó Candelaria García, al narrar su
vivencia acerca del trabajo de las religiosas. Entre los recuerdos más frescos que tiene de ellas, es el cambio que forjaron en la comunidad para servir a los demás a través, de Dios.
Mientras Judy Clark mencionó que su hermana Maura Clark era muy inteligente y amaba a las personas. “Sus primero 20 años de misionera fueron en Nicaragua, luego vino a El Salvador porque se lo pidió el Arzobispo Monseñor Romero, así que lo hizo con toda su voluntad, porque era peligroso y en diciembre del 1980, Maura estaba ayudando con la organización SHARE a distribuir comida en las partes peligrosas de Chalatenango, ahora es importante recordar que su trabajo por la
justicia sigue adelante”, expresó.
El último turno fue para Ita Ford, su sobrina Miriam, quien invitó a
recordarlas desde los dones que dio en su vida y recordando la frase del poeta español Antonio Machado: “Caminante no hay camino, sino camino al Andar”, y reconoció en el amor de la población que
expresaron durante todo el acto de conmemoración les servía para “fortalecer el alma de nosotros que la amamos”, manifestó.
José Artiga, director de la Fundación SHARE, afirmó que La visita de las 35 congregaciones religiosas junto se enmarcan en el inicio de una campaña internacional para pedir al  Fiscal General de la República, Luis Martínez una investigación sobre los actores intelectuales del hecho violento en donde perdieron la vida las hermanas religiosas de la orden Mariknoll, al considerar que este caso es “Lesa Humanidad” y no se le puede aplicar la Ley de Amnistía.
“Queremos específicamente una investigación del Coronel Eugenio Vides Casanova que en ese tiempo era el encargado de las tropas. Además, ya se le encontró culpable en los Estados Unidos, por eso ha sido deportado pero anda libremente aquí en El Salvador”, indicó.
En cuanto a los 35 años transcurridos y las evidencias que pudieron haber desaparecido, Artiga manifestó que saben muy bien que tras la  captura de Ita, Maura, Dorothy y Jean, a los guardias nacionales les tomó solo unos 20 ó 30 minutos para venir al caserío
Esquipulas y cometer el crimen.
“Sabemos que los  guardias (GN), que ya las tenían capturadas preguntaron y ¿Qué hacemos con ellas?, y la orden que recibieron fue muy específica: viólenlas y asesínenlas. Esto no fue decisión inesperada de los militares, esto fue un plan bien desarrollado, muy calculado y es por eso este Crimen es de Lesa Humanidad”, aseveró.
El lugar que guarda el memorial de las religiosas Mariknoll se encuentra en donde las dejaron semienterradas, frente al árbol de Conacaste; ahí llegó el ex embajador Robert White, que según Claire White sufrió un impacto muy fuerte, que terminó costándole su cargo
diplomático. “Era estudiante universitaria en esa época y vivía en un apartamento sola y me acuerdo que al encender el televisor, vi  a mi padre en este sitio…para mí fue un horror  y de repente me encontré gritando por tanta violencia y la cobardía de matar a 4 religiosas inocentes; mi
madre me contó que luego de hacer todas las diligencias llegó a casa, se sentó y no habló por 2 horas; mi  padre era un católico irlandés de pocas palabras -ellos no hablan de sus emociones-”, narró White.
El estupor que guarda Claire White es porque, el mismo día que fueron asesinadas las hermanas Mariknoll; el exembajador White recibió en su estudio a Eugenio Vides Casanova.
“Mis padres habían invitado a las monjas Dorothy Case y Jean Donovan a cenar con ellos una noche antes que las asesinaran. Mi padre entendía que hacían un trabajo humanitario, pero peligroso. Jean Donovan discutía con mi papá sobre la política estadounidense y como les agarró la noche se quedaron a dormir en casa de mis padres… es
irónico y obsceno de este hecho, que ese mismo día que serían asesinadas llegará en la mañana Vides Casanova a reunirse con mi padre”, reprochó.
Sobre los problemas que vivió su padre, que le costó su puesto de embajador, fue un punto de partida para que Robert White se lanzara de lleno por la búsqueda de la justicia y la verdad, a partir del caso de las religiosas Mariknoll.

“A mi padre lo despidieron la administración de (Ronald) Reagan,
porque se negó a encubrir este crimen terrible; le pidieron que dijera que el gobierno (salvadoreño) investigaba  este crimen tan brutal y no lo hizo porque no pasaba absolutamente nada; creo que puedo decir, que ese despido le dio la plataforma para realmente pedir justicia no solo por las hermanas Mariknoll, sino también para los 70 mil entre
muertos y desaparecidos”, recordó.

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