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Versos de Any Abrego

VENDRÁS

Vendrás a esta hora

hora en la que se desgranan las sombras

en racimos de recuerdos que caminan al olvido

mientras rasguño esta ansiedad extraña

en la vasija agrietada del silencio.

Araño espantos

a la mitad de las horas en vigilia.

Vendrás. Ya no estaré.

Bestia dormida

que ha excomulgado el último de mis deseos

alejando las palabras en una castidad frustrada

quedando en la punta de mis dedos

sueños dormidos que no pudieron despertar.

Vendrás…

mientras la tarde mastica apocalípticos sentires

voy respirando otoños

en el fa menor de una sonata de Beethoven

y contemplo la inalienable imagen de la muerte.

 

PRONÚNCIAME

Pronúnciame

en ese beso consagrado

que aún no han parido tus labios.

En esa cordillera

que delimita tu tierra y tu cielo, treatment

en esa luz infinita

que sigue tus pasos.

Ahí, sovaldi Pronúnciame

en el ébano de tus ojos

y encuéntrame desnuda

en esa aventura

que todavía no han dibujado tus dedos

y llévame a tu silencio orgásmico

que se devana en esa grieta

de tu secreto. . .

 

ANHELOS

Llegué a tu aposento solitario

cuando la noche se desnudaba

mientras la nostalgia

se perdía en el dorso de la sombra

arrastrando el silencio que tejía un largo suspiro

en el regazo del segundo.

Al recuerdo lo pusimos debajo de la almohada

en el momento que la mirada pincelaba

aquel beso que surgía de la nada

así…así te fundiste entre mis brazos

alma sin luna creciente ni menguante

solamente luna

que llega y se detiene en el instante

paseándose por la dulzura de la piel.

Mientras la lluvia caía sobre los pardos tejados

cayó la mirada

cayó el beso

y se cerraron los ojos

por la badana del pensamiento desnudo

mientras en nuestros cuerpos cabalgaba el anhelo

rodaba el tiempo por el suelo

atropellándose unos con otros los te quiero.

Y después le robamos un poco de tinta a la noche

para dejar escritas las palabras

en los edredones de las caricias.

¡Amor ! ahora sé por qué los ciruelos no florecieron en primavera

porque anoche. . . ¡todos florecieron en nuestra piel!

 

SOLO CONTIGO . . .

Solo contigo

me di cuenta que aun tenía

lágrimas adolescentes.

Un conjuro de epítetos silenciosos.

Verbos decapitados al son del beso

que transgreden después de media noche

cuando en derroche se pierden en el vacío del deseo,

y en revuelo el éxtasis de anacrónica penumbra.

La paz venía en tu mirada

y mi mano disfrazaba el ansia que se desbocaba

al ver el lirio que se despuntaba

libando el ensueño que se descorría

en los cañaverales silenciosos

del augurio que se desarropó ante los ojos.

Así fuimos, alborada en los labios

carne primaveral sobre añejas palabras

que fenecían en el filo de la huella indeleble

cuando se separan los labios para decir…¡ te amo!

Solo contigo

me di cuenta que aun tenía

lágrimas adolescentes

que se habían quedado dormidas en el siglo pasado.

 

¡ ASÍ… TE FUI AMANDO!

Tu silencio

es como una bandada de golondrinas

que se quedaron dormidas

en la quietud del viento.

Llegaste y así te fuiste

pero me hiciste percibir el milagro

de ver volar las alas celestes  del ensueño.

Le puse nombre a mis tardes

a ver impaciente la lentitud de los minutos

a tejer emociones en la espera

a retorcer  la impaciencia con mis manos.

Me enseñaste amar a la muerte

más que a mi vida

y a pensar en el encuentro

más allá de la partida.

¡ Así… te fui amando!

Entre idas y venidas

retorciendo hasta el último

segundo de las horas

en un holocausto de bondades

en la imperfección de hombre

entregado a ser un vigía sin tiempo.

¡ Así… te fui amando!

Descolgando el beso en el hastío

y aunque a medias fuiste mío

mi amor fue creciendo bajo el celaje

cuando ya el sol se va ocultando

y queda la sensación de seguir amando

lo que nunca se comprende.

Categories: Suplemento Tres Mil | 3000
Tags: Poesía
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