VENDRÁS
Vendrás a esta hora
hora en la que se desgranan las sombras
en racimos de recuerdos que caminan al olvido
mientras rasguño esta ansiedad extraña
en la vasija agrietada del silencio.
Araño espantos
a la mitad de las horas en vigilia.
Vendrás. Ya no estaré.
Bestia dormida
que ha excomulgado el último de mis deseos
alejando las palabras en una castidad frustrada
quedando en la punta de mis dedos
sueños dormidos que no pudieron despertar.
Vendrás…
mientras la tarde mastica apocalípticos sentires
voy respirando otoños
en el fa menor de una sonata de Beethoven
y contemplo la inalienable imagen de la muerte.
PRONÚNCIAME
Pronúnciame
en ese beso consagrado
que aún no han parido tus labios.
En esa cordillera
que delimita tu tierra y tu cielo, treatment
en esa luz infinita
que sigue tus pasos.
Ahí, sovaldi Pronúnciame
en el ébano de tus ojos
y encuéntrame desnuda
en esa aventura
que todavía no han dibujado tus dedos
y llévame a tu silencio orgásmico
que se devana en esa grieta
de tu secreto. . .
ANHELOS
Llegué a tu aposento solitario
cuando la noche se desnudaba
mientras la nostalgia
se perdía en el dorso de la sombra
arrastrando el silencio que tejía un largo suspiro
en el regazo del segundo.
Al recuerdo lo pusimos debajo de la almohada
en el momento que la mirada pincelaba
aquel beso que surgía de la nada
así…así te fundiste entre mis brazos
alma sin luna creciente ni menguante
solamente luna
que llega y se detiene en el instante
paseándose por la dulzura de la piel.
Mientras la lluvia caía sobre los pardos tejados
cayó la mirada
cayó el beso
y se cerraron los ojos
por la badana del pensamiento desnudo
mientras en nuestros cuerpos cabalgaba el anhelo
rodaba el tiempo por el suelo
atropellándose unos con otros los te quiero.
Y después le robamos un poco de tinta a la noche
para dejar escritas las palabras
en los edredones de las caricias.
¡Amor ! ahora sé por qué los ciruelos no florecieron en primavera
porque anoche. . . ¡todos florecieron en nuestra piel!
SOLO CONTIGO . . .
Solo contigo
me di cuenta que aun tenía
lágrimas adolescentes.
Un conjuro de epítetos silenciosos.
Verbos decapitados al son del beso
que transgreden después de media noche
cuando en derroche se pierden en el vacío del deseo,
y en revuelo el éxtasis de anacrónica penumbra.
La paz venía en tu mirada
y mi mano disfrazaba el ansia que se desbocaba
al ver el lirio que se despuntaba
libando el ensueño que se descorría
en los cañaverales silenciosos
del augurio que se desarropó ante los ojos.
Así fuimos, alborada en los labios
carne primaveral sobre añejas palabras
que fenecían en el filo de la huella indeleble
cuando se separan los labios para decir…¡ te amo!
Solo contigo
me di cuenta que aun tenía
lágrimas adolescentes
que se habían quedado dormidas en el siglo pasado.
¡ ASÍ… TE FUI AMANDO!
Tu silencio
es como una bandada de golondrinas
que se quedaron dormidas
en la quietud del viento.
Llegaste y así te fuiste
pero me hiciste percibir el milagro
de ver volar las alas celestes del ensueño.
Le puse nombre a mis tardes
a ver impaciente la lentitud de los minutos
a tejer emociones en la espera
a retorcer la impaciencia con mis manos.
Me enseñaste amar a la muerte
más que a mi vida
y a pensar en el encuentro
más allá de la partida.
¡ Así… te fui amando!
Entre idas y venidas
retorciendo hasta el último
segundo de las horas
en un holocausto de bondades
en la imperfección de hombre
entregado a ser un vigía sin tiempo.
¡ Así… te fui amando!
Descolgando el beso en el hastío
y aunque a medias fuiste mío
mi amor fue creciendo bajo el celaje
cuando ya el sol se va ocultando
y queda la sensación de seguir amando
lo que nunca se comprende.