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Versos de Estela

Josefina Pineda de Márquez

Maestra normalista

Estela Martínez de Rodríguez. Una maestra de verdad excelente. Lo decimos nosotras, sus amigas y compañeras de estudios y de la vida, porque su trabajo ha sido total en cuanto a dar a los niños y jóvenes una verdadera ayuda para que su crecimiento como  personas.

Estela escribe poesía, pero no se ha hecho publicidad, Yo, su amiga, quiero publicar estas estrofas que ella escribió y nos leyó en una reciente reunión de egresadas de la Escuela Normal de Maestras España en 1951.

 

Recuerdos de nuestro paso por la Escuela Normal España.

Con elegante presencia,

sin excepción del domingo

se encontraba con nosotras

la señora de Galindo.

La niña Tonita Ibarra

por las travesuras nuestras

decía con ironía:

pórtense mejor, “maestras”.

La niña Tana y la Marta

cuidando donde trapeaban

nos decían improperios

cuando alguien se atravesaba.

No podemos olvidar

a la enojada Hermogenia

que estaba mandada a hacer

y a no dejarnos pasar.

Y la señorita March

en declamación experta,

con sus versos españoles

nos dejaba boquiabiertas.

No niñitas, no niñitas,

decía el teacher Hernández

no se aflija, no se aflijan

por el examen de inglés;

y pocos días después

tuvimos la decepción,

nos pasaron el examen

de la señora de Ardón.

Decía Pérez Marchant

cuando alguien bostezaba,

si no abro los brazos, niña,

segurito que me traga.

La familia de los Nunfio

a quien todas conocieron,

dejaron en nuestras mentes

el himno del VAPENCIERO.

Lo que siempre recordamos

fue apreciación musical,

así como las funciones

en el Teatro Nacional;

Y el coro de nuestra escuela

que siempre fue excepcional.

La Cheffy se adelantó,

de sus recuerdos vivimos

con todas sus travesuras

de las que todas reímos.

Y aparece Irmita Lan

con poemas que tú sabes,

pues encontró a su galán

que se llama Waldo Chávez.

Sin dejar de recordar,

A la Finita Pineda

que al declamar nos decía:

“En medio de la calle,

ha caído una estrella”.

De todos los personajes,

de aquellas épocas de oro,

¡No debemos olvidarnos

porque son un gran tesoro!

Si alguien no recordaba,

le digo ¡por Dios qué pena!

Y por eso decidí escribir este poema

que lo he venido creando

en el tiempo, poco a poco,

y para también aceptar que:

“de músico, poeta y loco

Todos tenemos un poco.

 

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