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Versos de Jorge Madrid

Jorge Madrid 

-Poeta, ensayista, gestor cultural, voluntario social. Licenciado en administración de empresas egresado de la UNAH, Diplomado en filosofía y política

Ha asistido a los eventos:

– II, III Encuentro de escritores Antonio José Rivas” 2013, 2014

-Encuentro de escritores en “Siguatepeque” 2013

-Conversatorio  con estudiantes de la Universidad Pedagógica Nacional francisco Morazán, casa de la cultura,  La PAZ 2014

-Lectura de poesía “Apuntes Sobre el Oriente”2014

-Lectura de poesía “Todos somos Ayotzinapa” 2014

-Encuentro Centroamericano de Poesía “Movimiento Literario Lienzo Breve” 2015

-Encuentro de escritores en Olanchito, Yoro “Tributo al Poeta Livio Ramírez” 2015

-Noche de poesía y música recordando a nuestro poeta “Edilberto Cardona Bulnes” 2016

-Lectura de poesía UNAH-CURC, 2016

-Tributo a Silvio Rodríguez, 2016

-lectura de poesía a “Berta Cáceres” Cantarranas, francisco Morazán, 2016

-Evento Poemas Desde el Norte Villanueva, Cortes, 2016

 

¿QUÉ SERÁ DE NUESTRAS MANOS?

Acróbatas se equilibran

en el sepia que cubre la noche.

Hueso,

carne,

dolor.

Manos que de manera dócil acarician

el follaje de las acacias.

Vendavales de arena traspasando

el oráculo de los impíos.

Manos como alquimia,

cimiento de nuestros higos.

Como relicarios que permanecen

abatidas en el vaho de la noche.

Esquivan el tridente del olvido,

apuntan con toda ira.

Rayo liquidando la existencia

para lavarse con el agua

empozada en Jericó.

Manos para volver a estrechar

con toda serenidad,

esto que aumenta las palpitaciones,

en las entrañas.

HAY SILENCIOS

que se atraviesan

como ortigas en la garganta.

Silencios que sepultan,

que confrontan los recuerdos,

que recogen de los pájaros

sus entrañas derramadas sobre los geranios.

Silencios que se alimentan de impiedad

y golpean con toda su fuerza,

los huesos.

 

ENTELEQUIA

No se pueden forzar las flores

a que crezcan en los

fragmentos de la carne.

 

A las abejas,

que polinicen los ojos que subsisten

irritados en pantallas táctiles.

 

A los abismos,

ser habitados por las

lamentaciones

que desprenden las torturas.

A la tierra,

que cubra las condenas

con las que sepulta

a los mortales.

A los ávidos de justicia,

beber la savia que

esputan las hienas,

por las ventanas de los edificios.

A los niños,

que carguen un fusil

para asesinar su memoria.

A los hombres,

postrar sus huesos galopantes,

en la danza motriz

de la industria.

A la mujer,

circuncidar su voz,

en el cenobio

donde invoca libertad.

 

¿Quién sería poeta? 

el obrero que sujeta la patria

del vértigo de la palabra.

Que mira en el espejo,

el tropel de nostalgias

que lo habitan,

y lo abrazan con toda

alevosía cotidiana,

¿Quién hará reír al poeta?

que se resiste a dejar

la angostura del atril,

lugar donde hace palpitar

los mirlos que reposan en su voz,

toma el cianuro que emana su gente,

para morir junto con ellos.

¿Quién acompañara al poeta?

además de las tenues campanas

que lo conducen por las noches.

Su figura baldía en las espaldas

de su casa.

El flexo de los gatos.

Algunos poetas,

¿Quién daría la vida por ser poeta?

 

CHERNÓBIL

Aquí los cuerpos

son una galería de huesos corroídos.

Cuerpos alimentados de pánico,

tirados entre los escombros.

 

En los edificios,

el silencio es la única plegaria

que habita su desgracia.

Los pájaros son salmos

petrificados en el borde

de los árboles.

Las campanas simulan

su repique bajo el velo.

Partículas de neutrón,

Los carruseles demoran

en espera de que los querubines

abandonen sus sepulturas,

en este valle de la muerte.

La impureza de los ríos

baña los albatros.

El aire emana su calvario.

A kilómetros

lo respiran las naciones.

Con la misma falsedad,

se postran

en el balcón de los rezos.

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