Redacción Nacionales
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La Secretaría Nacional de Veteranos del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) manifestó que aún están vigentes las causas de la guerra revolucionaria en el campo económico, político y social, por lo cual, reafirmaron la voluntad de lucha por la defensa de los pocos espacios democráticos amenazados con ser cerrados, lo que daría lugar a la lucha de nuevos movimientos sociales y su inevitable radicalización.
“Luchamos hoy por la superación de los obstáculos impuestos por la actual dictadura que se propone negar los avances incipientes en materia de democracia que se expresa en el cierre espacios de derechos de la población salud, trabajo, vivienda, organización y libre movilización. La comunidad de salvadoreños radicada en cada rincón son testigos silenciosos de la guerra misma que hoy el régimen niega haberse desarrollado en el país”, afirmaron los veteranos.
Durante la conmemoración del 33 aniversario de la ofensiva “Hasta el tope y punto, la lucha continúa”, enfatizaron que la razón de lucha es continuar combatiendo la injusticia, la desigualdad socioeconómica y el abuso en el ejercicio del poder del Estado; denunciar la injerencia extranjera que también tiene responsabilidad en el sufrimiento del pueblo salvadoreño, principalmente la ejercida por el gobierno de los Estados Unidos en el pasado reciente.
Asimismo, reiteraron que la tan anhelada paz, está seriamente golpeada con medidas violatorias, las cuales cierran el desarrollo económico y social de la población dedicada al agro, industria, comercio y demás áreas.
Expresaron que el periodo actual se caracteriza por la imperante necesidad de profundizar los cambios y transformaciones del país desde la firma los Acuerdos de Paz, el 16 de enero de 1992, luego de desmontar una dictadura militar; sin embargo, en el país continúa la violación a los derechos humanos, civiles, económicos y políticos, fundamentales en una democracia real y participativa.
Hicieron un llamado a las mujeres y hombres de la generación millennials, a continuar con la lucha en las modalidades que el nuevo periodo les exija, sin olvidar que este proyecto histórico tiene sangre sagrada y les corresponde ahora, el acompañamiento y la construcción cercana a las comunidades con sentido crítico y propositivo, en las grandes soluciones de los problemas reales del país.