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Viaje a Sonsonate, 1944

Federico A. Paredes Umaña

Doctor en Arqueología

Director del Proyecto Arqueológico Cabezas de Jaguar

 

En la década de En la década de 1940, viagra sale la institución Carnegie de Washington por fin dedicó algunos trabajos arqueológicos en el territorio de El Salvador. Dicha institución por entonces había dedicado ya casi treinta años a conocer y documentar el mundo Maya. La Carnegie cerró su programa de investigación Maya en los años cincuentas, y se dedicó a financiar la carrera espacial. Entre sus últimos proyectos, incluyó las excavaciones de San Andrés y Tazumal.  En Febrero de 1944 Stanley Boggs, joven arqueólogo llegado al país por medio de la Carnegie, escribía en su diario de campo lo siguiente:

“viajé a Sonsonate con Don Rubén Araus, director de la escuela de música de El Salvador, Don Augusto Baratta, director del Museo Nacional y don Salvador Sánchez Aguillón, Secretario del Museo. Fue a través de Colón y la nueva carretera a Sonsonate. Araus, originario de Sonsonate, me mostró una colección de cerámica de las ruinas de Tacuzcalco, cerca de Sonsonate, Nahuilingo y la zona de Acajutla y pensamos que podríamos ir a buscar las monumentales “cabezas de piedra “, descritas por Habel en esta zona. La nueva carretera pasa cerca, pero no avista las ruinas en torno a Armenia. A corta distancia al este de Sonsonate, justo antes de entrar en la Colonia Sta. Marta de la ciudad, nos detuvimos en una fábrica de velas;  Araus dijo que en el corte del camino, pasando la fábrica, se hallaron muchas cabezas de figurillas y ollas policromadas. Le preguntamos al director de la fábrica si sabía de la existencia en este lugar de material antiguo, o si tenía materiales antiguos en su posesión. Negó cualquier conocimiento de este tipo de cosas, pero Araus nos aseguró que se trataba de una mentira, que él, Araus, había en realidad visto el material en posesión de este hombre dos semanas antes. Probablemente el director de la fábrica tenía miedo que el museo quisiera hacerse con su colección. Yo vi unos pocos tiestos lisos en la superficie en el lugar indicado,  pero sin evidencia de montículos.

La siguiente parada fue en la casa de don Francisco Chacón en la Colonia Santa Marta de Sonsonate. El Sr. Chacón, en su jardín – patio, tenía una gran cabeza de piedra tallada, de forma ovalada, que medía unos 70 cm. de ancho, 70 de alto y 36 cm. de espesor. Una foto  de la cabeza fue tomada.”

De esta manera, el joven arqueólogo comenzaba a dar cuenta de los vestigios prehispánicos de El Salvador. La “gran cabeza de piedra tallada” que aparece en la foto y en el dibujo que acompaña esta publicación se encuentra desde el año 2006 en la colección del Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán. Esta cabeza de piedra es la número 35 de la tradición escultórica “Cabeza de Jaguar”.

En el año 2006, cuando iniciaba mis estudios de doctorado, visite las bodegas del Museo de Antropología, y me encontré con la cabeza de piedra descrita en 1944 por Boggs y la agregué a mi lista como la número 35. Dicho monumento estaba  recién llegado al museo, según me informó  el Sr. Rubio, encargado de las bodegas.  Me dijo que la pieza acababa de ser donada, lo cual fue para mí una grata sorpresa, pues llevaba entre mis papeles copias del diario de campo de Boggs, junto a la foto de 1944.

Así daba inicio un trabajo de investigación que me llevó a registrar 55 monumentos de la tradición  Cabeza de Jaguar, procedentes del occidente de El Salvador. La historia de cómo fue donada al Museo sólo la conoceríamos varios años después, por medio del testimonio que recogió la arqueóloga Rocío Herrera durante su trabajo de tesis de licenciatura en arqueología en el año 2010. Según reporta Herrera,  la empresa hidroeléctrica Bululú adquirió las tierras que alguna vez pertenecieron al Sr. Chacón en la colonia Santa Marta de Sonsonate y decidió donar la pieza al museo, no sin antes mandar a hacer varias copias del monumento, que ahora acompañan las estructuras de la pequeña represa hidroeléctrica.

La Tradición Escultórica Cabeza de Jaguar del occidente de El Salvador  

En la siguiente entrega me voy a referir a la importancia de estos monumentos para la historia antigua del sur de Mesoamérica. Vamos a platicar sobre las preguntas más básicas que nos hacemos los arqueólogos: Cuando se hicieron, cómo se hicieron, adónde se hicieron, y poco a poco comenzaremos a discutir las preguntas más complejas: Quienes las hicieron, para qué las hicieron, cómo las usaron, y cuál es su significado antiguo. Muchas de estas preguntas no han sido satisfactoriamente contestadas. Después de casi una década investigando sobre estos monumentos, puedo decir que la ruta por conocerlas apenas ha comenzado.

Les invito a enviarme sus inquietudes a [email protected]

 

 

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