Ciudad del Vaticano/AFP
Kelly Velásquez
Las tres víctimas chilenas de abusos sexuales cometidos por el cura Fernando Karadima, presentes en el Vaticano, asistieron el domingo al Ángelus del papa Francisco desde un balcón del palacio apostólico, una ubicación especial para los invitados del pontífice.
Las tres víctimas, José Andrés Murillo, James Hamilton y Juan Carlos Cruz se alojan desde el viernes en la residencia del pontífice dentro del Vaticano, la Casa Santa Marta, un gesto inédito y público del papa Francisco para mostrar su compromiso en la lucha contra la pedofilia.
Los tres aparecieron con sus familias poco antes del mediodía en un amplio balcón del palacio apostólico no muy lejos de la Capilla Sixtina.
Dos de ellos han mantenido reuniones por separado con el papa, según han contado a través de tuits.
El tercero, Cruz, líder de la batalla contra la pedofilia dentro de la Iglesia, se reunirá este domingo con el pontífice.
«Muy contento de ver salir de sus conversaciones con el Papa a mis queridos amigos Jimmy y José, tranquilos y en paz y sintiéndose muy acogidos por el Santo Padre. Gracias a todos uds. por tanto cariño», escribió Cruz en su ultimo tuit.
La invitación surgió después de que el papa pusiera en dudas sus denuncias contra Karadima durante su viaje en enero a Chile, lo que generó protestas y críticas.
A su regreso al Vaticano, el papa ordenó una investigación sobre el caso y reconoció públicamente que se había equivocado y que había sido mal informado, por lo que decidió invitarlos y concederles el tiempo que necesiten.
Según informó el Vaticano la semana pasada, el papa concluirá los encuentros el lunes con una reunión con los tres juntos.
Largas conversaciones
En largas conversaciones, que han durado cerca de dos horas, Murillo y Hamilton han relatado por separado al papa su propio drama y reiterado su pedido de justicia.
Los tres han sido víctimas también del sistema con que la jerarquía de la Iglesia chilena intentó encubrir sus casos, por lo que es posible que no ahorren críticas y acusaciones contra obispos y cardenales.
El viernes, Murillo, el más joven, de 43 años, quien viajó acompañado por su esposa y un bebé de pocos meses, confirmó con un tuit los temas que abordó con el pontífice argentino, entre ellos el abuso de poder.
«De manera muy respetuosa y franca le expresé la importancia de entender el abuso como un abuso de poder», escribió.
El encuentro previsto este domingo con Cruz suscita muchas expectativas, dado que el chileno, de 54 años, periodista residente en Estados Unidos, se ha convertido en un emblema de las víctimas de abusos sexuales en todo el mundo, que piden que se les crea y se les respete.
En una reciente entrevista antes de viajar a Italia concedida al diario español El País, Cruz acusó al influyente y anciano cardenal chileno Javier Errazuriz de contar con «grandes redes de desinformación y maldad, y el nuncio (Ivo Scapolo) también. Son muy maquiavélicos, han logrado hacer mucha maldad y han desinformado al papa», dijo.
El cura Karadima fue condenado por abuso sexual de menores por la Santa Sede en 2011. Según las víctimas, varios obispos, entre ellos Juan Barros, actual obispo de la ciudad de Osorno (sur), encubrieron los abusos cometidos por este religioso.
Además de las víctimas de Karadima, Francisco convocó al Vaticano para mediados de mayo a los obispos y cardenales chilenos, un gesto drástico tras el cual va a tomar «medidas», según adelantó el mismo pontífice en una carta pública.
No se excluye que entre las medidas que tome figure la sustitución de varios prelados para abrir una nueva era de la iglesia chilena, consciente del daño causado a la ya deteriorada imagen de la institución en ese país latinoamericano.
El 71% de los chilenos desaprueba la forma en que la Iglesia manejó las acusaciones de abusos sexuales, según una encuesta reciente.
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