Huber Romero
Sociólogo
En menos de un mes en todo el continente latinoamericano, hemos visto grandes movilizaciones y acciones colectivas de parte de población organizada y también de la que no lo está, el movimiento feminista en Argentina, las grandes movilizaciones de pueblos originarios en Ecuador, las acciones de estudiantes de secundaria y básica en Chile, movilizaciones de cientos de miles de haitianos exigiendo la dimisión de su presidente, protestas señalando la corrupción del gobierno hondureño, son ejemplos de la dinámica movilizadora de la población y del movimiento social a lo largo de la región.
Las políticas neoliberales impuestas por los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional –FMI- y el Banco Mundial –BM-, se traducen en: creación de impuestos, privatización en los sistemas de pensiones, políticas privatizadoras de servicios como: salud, transporte (el caso de Chile con alzas en los costos del metro), educación, telecomunicaciones, intentos de privatización de recursos como el agua, elevación de la edad para trabajar, eliminación de subsidios, entre otras, son una cruz pesada con la que la que los pueblos latinoamericanos debemos de cargar, que golpea directamente la economía de las grandes mayorías.
El despertar de la población trasciende a acciones de calle, marchas, cacerolazos, enfrentamientos directos con los cuerpos del orden, ignorar toques de queda, y un uso masivo de las plataformas digitales como medios de comunicación alternativos a los tradicionales.
Los recientes hechos demuestran tres cosas fundamentales:
1- La población está dispuesta a luchar por una vida digna, haciendo a un lado líderes oportunistas que abanderen las movilizaciones, sino más bien, estos esfuerzos se construye desde la colectividad y desde una horizontalidad, que no resulta para nada desordenada, que tiene como punto central mostrar el total rechazo a medidas políticas injustas.
2- La Policía Nacional, las fuerzas anti disturbios, gendarmes, carabineros, han respondido con el uso de violencia excesiva, llevándose la vida de decenas de personas en Ecuador y Chile principalmente, personas desaparecidas después de ser arrestadas, uso de armas letales en manifestaciones, son el vivo ejemplo de una cultura y modus operandi heredado de las dictaduras latinoamericanas, demostrando así su vigencia en todo el continente.
3- Los gobiernos (mas allá de su definición ideológica) que respondan a medidas antipopulares a políticas del FMI, a las élites económicas de sus respectivos países, se deberán de atener a las consecuencias de una ciudadanía cansada y dispuesta a mostrar resistencia.
Los últimos días han demostrado que la movilización popular ha sido efectiva, en tanto las medidas impuestas por los gobiernos se han logrado detener, claramente los tiempos han cambiado, y las herramientas para lograr el descontento general no solo se traducen a marchas, pancartas, pintas en las calles, el uso de las herramientas tecnológicas, como las redes sociales, han agregado un dinamismo diferente a la lucha, las personas a cientos y miles de kilómetros pueden conocer y solidarizarse con los pueblos latinoamericanos, condenar a sus gobernantes y mostrar un total apoyo a las manifestaciones, el derecho a vivir con dignidad es una lucha que no se puede negociar.
Estos vientos de pueblo de los que hablaba Víctor Jara se han hecho sentir en el final del 2019 en todo el mundo y Latinoamérica no es la excepción, como dice su canción: Ahora quiero vivir junto a mi hijo y mi hermano la primavera que todos vamos construyendo a diario.
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