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Autor: Daniel López Fuentes
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El Salvador como Estado miembro de la Organización de las Naciones Unidas acepta que existen distintas formas de violencia que padecen las mujeres. Una de ellas es la Violencia en el ámbito de la pareja. Esta violencia es la más sutil, por darse dentro de los hogares; provocando que las mujeres víctimas de sus parejas, sean revictimizadas al vivir dentro de una cultura de violencia.
Entonces puede decirse que es de tipo socio-cultural, al ser la repetición de la cultura de violencia vista en la casa y trasladada a la sociedad. Consecuentemente es responsabilidad de la comunidad y la sociedad salvadoreña erradicar del país cualquier tipo de violencia.
La violencia contra la mujer es una problemática multifactorial con dimensiones sociales y culturales, siendo una acción negativa de un individuo o grupo con el propósito manifiesto de afectar a la mujer en su forma de actuar y pensar con el fin de ejercer un dominio y control sobre ella. Ante esto es importante saber que hay una serie de detonadores como el alcohol, drogas, cosificación de la pareja o el desequilibrio en las condiciones económicas que perpetúan dicha violencia. En síntesis, estos desencadenantes se pueden agrupar en tres segmentos que son los factores psicológicos, sociales y económicos.
El factor Psicológico se refleja en la deficiencia de comunicación interpersonal y tolerancia, por el hecho de existir una deficiencia en los canales de comunicación, imposibilitando la solución de problemas, dándose a reflejar en la violencia verbal por medio de lenguaje agresivo y acusatorio.
El factor Económico en la violencia contra la mujer es importante, pues se ha demostrado que la pobreza afecta desproporcionadamente a las mujeres, provocando ser revictimizadas por la sociedad, reflejándose en la negación al acceso de los servicios de salud, vivienda, educación, etc.
Por último, el factor sociológico, es el resultado de patriarcado que monopoliza la mentalidad de algunas personas quienes reproducen la violencia de manera natural e imperceptible. Este factor es el más difícil de eliminar, por ser el que sostiene la infraestructura de todo el aparataje de violencia contra la mujer, al ser una construcción cultural que se renueva por los procesos de socialización.
Por tanto, el patriarcado se mantiene como una estructura caracterizada por la autoridad del hombre sobre la mujer e hijos, la cual es impuesta y reforzada por las instituciones familiares, sociales y religiosas. Bajo esta lógica la violencia que ejerce el patriarcado está dispersa en toda la organización social y cultural donde las instituciones patriarcales tienen el control; y solo rompiendo esta estructura socio-cultural patriarcal se logrará erradicar la violencia contra las mujeres en la sociedad salvadoreña, de ahí que la lucha por la equidad de género y erradicación de todos los tipos de violencia sean una causa justa que se debe de defender desde todos los sectores sociales, económicos y políticos de El Salvador.
*Lic. en Historia y MsC. Investigación Social
Investigador, Criminólogo y Docente Edu. Superior
