Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
“Tengo veinte años de estar viniendo con mi familia para hacer la visita a nuestra madrecita, la Virgen de Guadalupe, tan milagrosa, porque es la madre de Dios y ella nos protege con su manto”, expresó Dolores de Miranda, quien se ciñó a los protocolos de prevención por COVID-19, que se aplican al ingresar a la Basílica de Guadalupe en el municipio de Antiguo Cuscatlán.
El 12 de diciembre de 1531, la Virgen de Guadalupe se apareció por cuarta vez ante el indígena Juan Diego, en el lugar que ahora se llama Cuautitlán, estado de México, y le pidió que subiera a lo más alto del cerro del Tepeyac, en busca de unas rosas, las que llevaría ante el obispo como la prueba de milagrosa de sus apariciones y edificar un templo en ese lugar.
“La Señora del Cielo”, como llamaba Juan Diego Cuauhtlatoatzin a la Virgen de Guadalupe, se le apareció en aquel lugar; años más tarde, él fue beatificado en 1990 y canonizado en 2002 por el papa Juan Pablo II, y su fiesta siempre se celebra cada 9 de diciembre. El santo padre en la homilía, mencionó: “¡Amado Juan Diego, -el águila que habla-!, enséñanos el camino que lleva a la Virgen Morena del Tepecyac, para que ella nos reciba en lo íntimo de su corazón”.
“Siempre venimos y hacemos penitencia (…) pero ahora no se pudo por el covid, así que hoy solo vamos a adorar a nuestra madre santísima. Yo le tengo mucha fe, porque mis hijos están lejos y los pongo en sus manos con cada oración y les ha ido bien en sus vidas. Y es porque nuestra Virgen de Guadalupe es milagrosa. Por eso le tengo una gran fe, porque ella no es solo madre de Jesucristo, nuestro padre celestial, también es madre nuestra y está viva en los cielos y, si la clamamos, ella viene a nosotros para ayudarnos”, afirmó Dolores.
Cada 11 de diciembre, Dolores y su familia parten desde Rosario de Mora a Antiguo Cuscatlán, para venerar a la Virgen de Guadalupe, a la que ofrecen flores y oraciones, al igual que cientos de fieles que esperan en una fila para ingresar al templo.
“Para mí, estar aquí, más que una tradición, es una promesa a la madre de Dios; es nuestra fe y religión lo que nos mantiene como familia. Siempre le traigo un manojo de rosas, pero ahora por las restricciones solo traje un ramo pequeño a mi Santa Madre, pero estoy feliz porque la veremos y le pediremos protección”, manifestó al ingresar al templo.
Las filas en las afueras de la Basílica, aunque no lucen atestadas, sí tienen presencia que va en aumento, los feligreses van ataviados con la vestimenta indígena, trenzas y sandalias en donde se funden una variedad de colores, junto a las flores que ofrecen. No obstante, este año las visitas han sido supervisadas por agentes del Cuerpo de Agentes Metropolitanos de Antiguo Cuscatlán, quienes se encargaron de aplicar los controles en prevención del coronavirus.
“Aquí se les exige portar mascarillas, toma de temperatura, el distanciamiento social y que la gente respete estrictamente el protocolo. En mi experiencia, la afluencia ha sido menor, comparado a otros años, considero que por la misma pandemia. Prácticamente se ha abierto este día a los feligreses, se viene el fin de semana -claro- el 12 de diciembre, es el propio día; creemos que sí se podría venir mayor número de personas, así que estaremos atentos”, informó el agente Guzmán.
La visita a la Virgen de Guadalupe será restringida, las horas de visita en la Basílica de Guadalupe están programadas desde las 6:00 de la mañana a las 6:00 de la tarde, hasta el domingo 13 de diciembre; se cierra en punto a las seis los portones. Las visitas serán controladas para evitar las aglomeraciones y las eucaristías que oficien los sacerdotes serán en el anfiteatro, atrás de la parroquia, a fin de contar con distanciamiento social.
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