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Por Mary Yerlyn Paula
Luis Alberto Sierra
SANTO DOMINGO/Xinhua
El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, virtual vencedor con el Partido Revolucionario Moderno (PRM) en los comicios presidenciales del pasado domingo, se perfila a un nuevo período consecutivo de cuatro años con el desafío de llevar al país caribeño a un mayor nivel de desarrollo.
Abinader lleva el 57,46 por ciento del total de los votos, tras el escrutinio del 99,83 por ciento de los colegios electorales computados hasta ahora por la Junta Central Electoral (JCE), con lo cual superó el 50 por ciento más uno de los votos requeridos para evitar una segunda vuelta. El exmandatario Leonel Fernández, del partido Fuerza del Pueblo (FP) obtuvo el 28,84 por ciento de los votos, y Abel Martínez, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el 10,39 por ciento, entre los más votados de los nueve candidatos presidenciales. En su mensaje del domingo por la noche en su sede de campaña y al declarar su virtual triunfo en la carrera presidencial, pendiente de la oficialización por parte de la autoridad electoral, el fundador del PRM admitió la necesidad de seguir profundizando los cambios y las reformas para seguir firmes en la línea del progreso y desarrollo emprendidos.
El manejo de la pandemia, de la reactivación económica post-COVID-19, con el turismo como un sector clave, y de la política frente a la crisis en Haití, parecieron favorecer la imagen antes de la contienda electoral del gobernante.
Sin embargo, el abogado y politólogo David La Hoz, director del Centro de Estudios Constitucionales de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, señaló a Xinhua que lo principal que favoreció el resultado fue la participación dividida que tuvo la oposición en las elecciones, así como por contradicciones internas en el PLD no superadas. Más allá de las razones del triunfo, y de proyecciones como las del Banco Mundial (BM) en abril pasado sobre un crecimiento económico favorable en el contexto latinoamericano para República Dominicana de 5,1 por ciento este año y de 5 por ciento para 2025, hay desafíos importantes en el horizonte para el futuro de este país caribeño de 48.442 kilómetros cuadrados y unos 11 millones de habitantes.
La reducción de las inequidades sociales, así como en la cobertura de servicios como el de agua, además de la mejora de la educación aparecen entre los retos que deberá encarar el presidente reelecto tras tomar posesión para un nuevo período el próximo 16 de agosto, en este país ubicado en la parte oriental de la isla de La Española, compartida con Haití.
Otros retos importantes para el mandatario vencedor, según analistas, son la generación de empleo, el control del costo de vida y la mejora de la seguridad frente a la delincuencia.
El exministro dominicano de Economía, Juan Ariel Jiménez, destacó por su parte a un medio televisivo local la necesidad que el nuevo Gobierno opte por una reforma que le permita tener nuevos ingresos el próximo año, o de iniciar un diálogo para promover las reformas estructurales que necesita el país y dar respuesta a los problemas.
Los analistas ponen a la revisión de la ley de seguridad social y reformas fiscales y en el sistema de salud entre los temas neurálgicos pendientes que podría abordar el Gobierno en su nuevo período.
El plan de Gobierno de Abinader destaca entre sus propósitos el paso en el país del asistencialismo a la creación de capacidades, una visión de generación de empleo con énfasis en la inteligencia artificial, el desarrollo en relación con la industria de los semiconductores y la generación de empleos verdes y de calidad.
Propone además potenciar la posición geográfica de República Dominicana favorable al “nearshoring” (cuando una empresa decide trasladar sus procesos comerciales a un país extranjero geográficamente cercano a sus clientes) y la logística, además de aumentar el beneficio del sector estratégico del turismo, que en 2023 superó la marca de 10 millones de turistas que visitaron el país.
