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Narciso de la Cruz Mendoza, conocido como “Chicho” y que le da vida al personaje “Eulalio U”, comparte con Diario Co Latino un escrito sobre los estudiantes.

Que vivan los estudiantes

I parte

Narciso de la Cruz Mendoza “Chicho”

Por lo general cuando se habla de movimientos estudiantiles la referencia más inmediata suele ser la de ámbitos universitarios. Pero hablar de los años 70 en El Salvador ya estamos hablando de un fenómeno que resultó novedoso y que uno podría decir que hasta irrepetible.

Porque bien sabes, mi pequeño saltamontes, que antes de esos maravillosos y terribles años los bichos púberes en el ambiente escolar o colegial eran chavitos virgos que creían que los próceres de la historia oficial eran seres inmaculados y sacrificados, también se creía que de hacerse mucho la pastorela nos salían vellos en las manos.

También esa cipotada -los bichos en este caso- durante la clase tirábamos disimuladamente un lápiz o una regla y nos agachábamos a recogerlo en cámara lenta para así verle a todo gato color los floriaditos a nuestra guapa maestra, que muchas veces miraba hacia el techo haciéndose la de los panes.

Te has de acordar que teníamos maestros verguiadores como el Viejo Perla de la escuela Joaquín Rodezno. Yucas y tiránicos como la Chalupa en el Instituto Nacional, o quebradores como el Dr. Coco Parada.

Eso nos llevaba a ser violentos como cuando los más tasajones echaban al pleito a los más pequeños y cuando los dos bichitos estaban indecisos frente a frente con los puños sin atreverse a tirar el primer talegazo, los grandes le decían a uno de ellos “A que no le tocás la cara” al tiempo que le agarraban la mano para que le tocara la cara al otro. Y ahí empezaba el vergaceo, pijazo va pijazo viene, dándose de a galán, al rato venía la fresa, la colorada pa’ juera. El chavo que salía pijiado amenazaba al otro diciéndole: “Vas a ver hijueputa, te voy a echar a mi hermano que sabe karate”. Es que siempre en esos casos uno siempre decía que la venganza sería terrible porque tenía un hermano mayor que sabía karate.

 

“Con la tv me dan ganas

de comprar rifles y bombas

de asesinar a un anciano y nadar en coca cola”.

Eran los tiempos en que los sábados por la noche no te podías perder la lucha libre en la televisión del vecino con la narración de Miguelito Álvarez, y en el ring di tempest, el bucanero, el mongol el sordomudo cruz; luego la emoción con la doble Nelson, las patadas voladoras, las tijeras al hombro, los piquetes a los ojos, tres caídas al hilo, máscara contra cabellera, etc.

Como complemento a nuestra educación teníamos también la serie “Combate” donde aprendíamos que el Ejército gringo salvaba a los pueblos de los malvados chinos, con el agravante de ser comunistas, y además enemigos de la civilización occidental, cristiana y democrática.

Puesí, es que la televisión sustituía a los padres y maestros para moldear nuestro carácter a la imagen y semejanza del sistema.

Por eso no es extraño que después de un partido de basquetbol los bichos del INFRAMEN se agarraran a las patadas, mordidas, escupidas, contra el equipo del otro colegio, saliendo a relucir los cinchos con tamaña hebilla de bronce que sacaban los del Instituto Nacional.

 

When the moon is in the seven house…

Pero de repente cuando la luna estaba en la séptima casa y Júpiter se alineaba con Marte… gran ondón maese, gran aliviane con la onda jipi, el mero nirvana men. Ayer tuve un sueño y era psicodélico, bróder; soñé que había libertad y respiré felicidad, agarrá la onda bato; hey esos, vivamos el presente (lets live for today), ¿me captás la onda, mensaje? Te dejaste crecer la greña, la mata, el pelo pues y Come on people now, Vamos gente ya sonríe a tu brodercito y juntémonos todos, amor y paz y todo lo demás, pis an lov… y Joe Cocker con su voz aguardentosa cantando la pequeña ayuda de mis amibas… hagamos el amor no la guerra.

Aunque eso a la tira, o sea la tiranía, le valía pepino y te apañaba bien gacho, men. y te jalaba pal tambo. Y para más agüite tus rucos te hostigaban men:

-‘Velo, como que’s mujercita! Vaya a cortarse esas mechas cabrón, ya lo voy a mandar al cuartel para que lo hagan hombrecito ¡semejante puñetero!

Pero no basta rezar ni llorar con una flor en la mano, me entendés, y empezás a notar que algo vibra en el ambiente, algo más alivianado…. Ahí está el Celestino Castro y la Mercedes Quintero que se vuelven un semillero de futuros puños alzados y consignas en incubación.

Ahí el Gato Herrera, la Catalina, Dimas Alas y otros compas dando el linión de modo que vos mi pequeño adolescente impúber ibas descubriendo que los ricos inventaron a los pobres para darles limosna y así poder ganar el cielo o mejor dicho vivir como en el cielo a costilla de los bienaventurados pobres…

 

(Continuará)

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