Lic. Juan Vásquez
Administrador de Programas de Reducción de Riesgos y educador.
Este año la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 64/200, en motivo de la celebración del día Internacional para la Reducción de Desastres (DIRD), Vivir para contarlo fue uno de los lemas de esta celebración. Pero ¿cómo aplicar esta célebre frase en nuestro diario vivir?
Desde el enfoque técnico de la gestión de riesgos, es importante realizar buenas prácticas que estén en el contexto de la prevención y preparación en las comunidades, colonias, pasajes o cantones deberían hacerse esfuerzos por organizarse y hacer pequeñas acciones como identificar amenazas y riesgos, elaborar mapas de riesgos y planes comunitarios previo a la ocurrencia de un desastre. Informarse sobre lo que establece la ley de protección civil y otros marcos regulatorios. En la fase de preparación del ciclo de los desastres es bien importante que la población aprenda primeros auxilios elementales, el cual es un conocimiento que puede prevenir y aliviar el sufrimiento humano; mientras se obtiene ayuda especializada. Así como también la práctica de simulacros que ayudan a orientar en caso de eventos fortuitos como terremotos, incendios o erupciones volcánicas para evacuar de manera segura; es decir evitando otros incidentes al momento de la evacuación. Todas estas buenas prácticas no solo le generaran una cultura de prevención de riesgos en la población; sino también de manera individual salvar su vida y la de aquellas personas expuestas al peligro y poder así “Vivir para contarlo” a sus familias, amigos y seres queridos.
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