Carlos Burgos
Fundador
Televisión educativa
Algunos lectores me han pedido que continúe escribiendo sobre el desarrollo de la Televisión Educativa. El reciente 4 de noviembre la TV. E. cumplió 51 años de su fundación. Ya superó el medio siglo de existencia.
En las prosalegres anteriores relaté su evolución desde aquel 4 de noviembre de 1964 cuando se emitió el decreto de creación del departamento de Educación por Televisión, drugstore decease hasta que en 1973 dije volveré, medicine y me trasladé a la Universidad de El Salvador (UES), donde me desempeñé orientando a docentes sobre técnicas de enseñanza con la utilización de multimedios.
Me llamó por teléfono el licenciado Tito Livio López y me sorprendió con una pregunta.
–¿Quieres tener una participación más activa en la revolución?
–No me vayas a pedir que me incorpore a la clandestinidad – le respondí, sonriendo.
Corría el último trimestre de 1979. Yo trabajaba en la facultad de Medicina de la UES. La efervescencia sociopolítica del país había estallado. La caldera de los asesinatos políticos, la persecución de opositores al gobierno, los fraudes electorales, el accionar de los delatores, las incursiones nocturnas a las casas por los cuerpos policiales, el ametrallamiento de estudiantes y maestros, habían trascendido a niveles de salvajismo.
La misma Fuerza Armada, uno de los actores de ese escenario, el 15 de octubre de 1979 dio un golpe de estado. Se instaló una Junta Revolucionaria de Gobierno que pretendía elevar las condiciones socioeconómicas de los salvadoreños.
Tito Livio fue nombrado director general de Educación que comprendía los tres niveles de educación Básica, Media y Superior. Estudiamos en la Escuela Normal Superior a finales de la década de los años cincuenta. Se había convertido en un experto en Orientación Vocacional con estudios en Puerto Rico.
–Quiero que te hagas cargo de la dirección de Educación Básica, aunque tú tienes formación para Educación Media – me propuso –. ¿Has trabajado en Básica?
–Conozco todo el sistema educativo – le respondí –. Comencé trabajando en el primer grado de la escuela urbana mixta de Teotepeque, luego en 7º, 8º y 9º, Bachillerato, Comercio, Normal, en la ciudad de La Unión, y en Educación Superior.
–Entonces, prepárame un perfil del plan de desarrollo de la Educación Básica dentro de una educación innovadora, urge para esta misma semana.
De inmediato puse en blanco y negro un montón de ideas que revoloteaban en mi cerebro acerca de una educación innovadora, comenzando por una educación en que ningún niño o joven se quede fuera del sistema, cumplir a corto plazo la meta de llegar a cero analfabetas, organizar la participación de los padres de familia y recursos humanos de las comunidades. Aprovechaba mi experiencia en la ejecución de la Reforma Educativa integral de 1968.
En suma enfaticé en tres aspectos: 1. Perfeccionamiento permanente de los maestros y mejorar sus salarios. 2. Producir materiales educativos de calidad para alumnos y maestros. 3. Ampliar la cobertura y la infraestructura escolar en todo el país.
La efervescencia política dominaba todo el acontecer diario, la población esperaba mejorar sus condiciones económicas, su seguridad laboral y ciudadana. El ministro de educación Salvador Samayoa como una de sus primeras acciones propuso y logró un incremento salarial para los maestros quienes ya tenían años de no tener un incentivo económico. El ministro ganó popularidad.
Enseguida recibí la visita de Tito Livio. Me comunicó que el ministro tenía un candidato a quien nombró en Educación Básica. Me aclaró que había pensado en mí para el cargo de director de la Televisión Educativa, pero que ya se había nombrado a Mincho Aldana. Agradecí su gesto.
Pero los acontecimientos políticos iban más a prisa que los socioculturales. En enero, después de unos tres meses del golpe de Estado, se reestructuró la Junta de Gobierno y cambió su orientación política por otra más conservadora. Mi amigo Tito Livio dejó su cargo en el ramo de educación. (Continuará).
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