Francisco Américo Mejía
Es un hecho innegable que la ocurrencia del voto cruzado ha causado muchas dificultades no sólo a los diputados que deben legislar sobre como se deben contar los votos (conteo y manejo de cocientes y residuos), viagra sino también, prostate cómo manejar la deuda política; los partidos y la ciudadanía están confundidos, hospital ya que la sentencia de la Sala de lo Constitucional establece que aun si no hay ley (que la Asamblea Legislativa no termine de modificar la Ley Electoral y que tampoco el Tribunal Supremo Electoral logre articular Reglamento ) los ciudadanos pueden votar de manera cruzada.
La Sala de lo Constitucional ha legislado de hecho, ya que se debe respetar que cada ciudadano emita un único voto (Art. 78 CR el voto será … igualitario…), con la disposición de la Sala que el ciudadano no puede emitir un voto unitario sino que debe forzosamente ser fraccionado (popularmente algunos le denominan a esta forma “ el voto fritada”: dos de cachete, tres de trompa, cinco de lengua, etc.). La propuesta de un partido que el ciudadano que marca un solo candidato ha emitido un voto completo, respecto al que vota por dos (un medio a cada candidato), el que vota por tres (un tercio a cada uno), etc. está creando una dificultad para el conteo. Pongamos un ejemplo sencillo de esto. Tenemos un municipio del departamento de La Libertad, donde se eligen 10 diputados, los ciudadanos que solo marcaron un candidato fueron 1,100, los que marcaron dos, 675 que corresponde a 1350 marcas, etc. lo que se presenta en el siguiente cuadro:
Los Votos, según este modelo no valen lo mismo: hay de a 1, de 1/2 , de 1/3, de ¼, etc.
Un efecto “sospechoso de fraude” en este modelo es que si un individuo recibe 3500 votos de a uno (3500 ciudadanos votantes), los partidos que marcan bandera necesitan 35,000 ciudadanos que voten para que sus candidatos obtengan los mismos votos. El caso es más desproporcionado sería en San Salvador donde se necesitarían 84,000 votantes por bandera para igualar a 3,500 votantes individuales.
Para obtener estos resultados se tuvo que sumar medios más tercios más cuartos, etc. Para evitar esta dificultad es necesario que cada voto valga en ese departamento un décimo, de tal manera que se pueden contar los votos, ya que todos valen lo mismo, por lo que solo hay que dividir entre 10. Los resultados anteriores serían:
Si consideramos que todas las marcas valen lo mismo (1/10) tenemos que las marcas válidas son 1,549.1 y las abstenciones suman 2,320.9 resultando el número de votantes en 3,870
Contar fue fácil y luego se divide entre diez (10) ya que cada marca es de un décimo. Siempre se tendrá que legislar sobre que se hace con las fracciones de voto sobrantes, es decir si un partido A tiene medio voto sobrante (0.5) u otra fracción.
Es un hecho que el voto fraccionado resuelve el problema del conteo y la deuda política (que es menor en este modelo que en el anterior), pero quedan las incógnitas de que se hace con la deuda política de los candidatos individuales, que otra ocurrencia de la Sala dice que son iguales a los partidos políticos (sin haber cumplido las exigencias que tienen los partidos políticos, vulnerando otra vez el derecho igualitario). Es cierto que se puede comprar un programa de computación que realice las operaciones en cualquiera de los modelos que se seleccione; sin embargo, los costos se incrementan en todos los sentidos ¿quién paga por estas ocurrencias? ¿Está el país en condiciones de realizar estos gastos? ¿Realmente se incrementa la participación democrática? ¿Tiene sentido fundar partidos políticos, si los individuos, sin adquirir las responsabilidades que tienen los partidos, gozan de las mismas prerrogativas?
Queda un problema más: ¿Cómo se aplicará la regla de cocientes y residuos?
Pongamos un ejemplo de departamentos. Los resultados son los votos obtenidos por cada partido (solamente se ilustran con tres partidos, pero compitieron más de tres e individuos sin partido, lo que se refleja en que los votos válidos son más que la suma de los tres partidos ejemplificados).
Si suponemos que se tomó el modelo de todas las marcas de igual valor para cada Departamento tendremos, para cada diputado en promedio, con los siguientes votos personales:
Observemos que ningún diputado individualmente obtiene una diputación por cociente, por lo que, si se aplica la fórmula de anteriores votaciones para cociente y residuo por partido, tendríamos:
Si pensamos en el número de votos que tiene cada diputado, veremos que los del partido C obtendrán diputados con menos votos que los diputados de los partidos A o B; esto es un problema ya que los diputados tienen marcas y votos para cada quien, personales, y se crea una inconsistencia con los diputados del partido C con los de los partidos A o B.
Por otro lado, si las diputaciones se entregan por el número de votos de cada diputado, solamente tendrán diputados los partidos A o B en los departamentos ilustrados (tendencia al bi-partidismo)
Y ahora ¿quién podrá defendernos?