Londres / Prensa Latina
El editor jefe de Wikileaks, Kristinn Hrafnsson, aseguró hoy que el caso de Julian Assange, encarcelado en Reino Unido y reclamado por Estados Unidos, forma parte de una conspiración contra la libertad de prensa.
No se trata de un caso aislado, aseguró Hrafnsson este martes, en declaraciones a corresponsales extranjeros acreditados en Londres.
Según el periodista islandés los recientes ataques a medios en California, Estados Unidos, los registros efectuados por la Policía Federal en la sede de la cadena ABC en Sydney, Australia, y la encarcelación del informático sueco Olin Bin en Ecuador se incluyen en esa estrategia global para acabar con el periodismo investigativo.
No hay dudas de que hay conexión entre todos esos casos, recalcó Hrafnsson, quien reemplazó a Assange al frente del portal digital que se hizo famoso por difundir centenares de miles de documentos secretos de la diplomacia y el Ejército norteamericanos.
El ciberactivista australiano fue detenido por Scotland Yard el 11 de abril pasado en la embajada de Ecuador en Londres, después que el Gobierno del país sudamericano le retiró el asilo político otorgado siete años atrás.
Tras el arresto, Assange fue conducido de manera expedita ante una corte londinense, en la cual fue sentenciado a 50 semanas de cárcel por violar en 2012 los términos de una fianza otorgada cuando era investigado por presuntos delitos sexuales cometidos en Suecia.
La justicia estadounidense, que pretende enjuiciarlo por conspiración para cometer piratería informática y otros 17 cargos más relaciones con la ley de Espionaje, también formalizó días atrás una solicitud de extradición ante el Gobierno británico.
La próxima audiencia sobre la petición de Washington está prevista para el viernes próximo, aunque Hrafnsson no dio seguridad este martes de que su colega esté en capacidad de comparecer a la misma, ni siquiera por vídeoconferencia desde la cárcel.
Está en el hospital de la prisión, confirmó el editor jefe de Wikileaks, quien recordó que el relator especial de Naciones Unidas para la tortura, Nils Merzer, alertó en mayo pasado, tras visitarlo en su celda, que Assange muestra síntomas de una persona expuesta a un maltrato psicológico prolongado: estrés extremo, ansiedad crónica y trauma psicológico intenso.
De su lado, Christophe Marchand, uno de los abogados de Assange, denunció las restricciones impuestas por las autoridades penitenciarias británicas para visitar a su cliente, a quien solo ha podido ver, dijo, en un par de ocasiones desde abril pasado.
Ha sido muy difícil tener acceso, recalcó Marchand, quien confirmó, no obstante, que el proceso de extradición a Estados Unidos, donde podría ser sentenciado a 175 años de cárcel, podría demorar meses.
El pasado jueves, Christine Assange alertó a través de Twitter que su hijo, ‘gravemente enfermo y torturado, no sobrevivirá a una extradición’.