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Xi promete una nueva fase de apertura de China frente a los riesgos de guerra comercial

Pekín/AFP

Ryan McMorrow

El presidente chino Xi Jinping prometió que recortará este año los aranceles para los coches, entre otras medidas destinadas a abrir la economía de su país, respondiendo indirectamente a uno de los principales reproches de Estados Unidos en la disputa comercial entre ambos.

«China entrará en una nueva fase de apertura», declaró el presidente chino en un discurso pronunciado ante los altos responsables internacionales que asistieron al Foro de Boao para Asia, una conferencia conocida como el «Davos chino».

«China no está tratando de lograr un excedente comercial», aseguró Xi, en un momento en que el inmenso déficit de Estados Unidos con respecto a China, que sumó 375.000 millones de dólares en 2017, es uno de los principales motivos de queja del presidente estadounidense Donald Trump.

Después de que Trump amenazó con imponer aranceles por valor de 150.000 millones de dólares a las importaciones chinas, Xi se comprometió a abrir el mercado del gigante asiático, a aumentar las importaciones y a proteger los derechos de propiedad intelectual.

«La globalización económica es una tendencia irreversible del momento», dijo Xi en el foro.

«La puerta de China se está abriendo, no cerrando, y sólo se va a abrir más y más», afirmó en su discurso. Xi anunció una reducción significativa de los aranceles para los coches este año pero también nuevas medidas para proteger la propiedad intelectual.

«Cuando un coche es enviado a Estados Unidos desde China, tiene que pagar un arancel del 2,5%. Cuando un coche es enviado a China desde Estados Unidos, ahí el arancel a pagar es del 25%», dijo Trump en Twitter el lunes.

Trump también volvió a criticar los acuerdos comerciales de Estados Unidos, que tildó de «horribles», y afirmó que el «país saldrá más fuerte» cuando hayan terminado las negociaciones.

El presidente estadounidense acusa a Pekín de prácticas comerciales desleales, especialmente del «robo de propiedad intelectual» y de la «transferencia forzada de tecnología», que han conducido al colosal déficit comercial, unas acusaciones que Pekín niega.

Este mismo martes, China denunció a Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por la decisión de la administración Trump de imponer aranceles al acero y al aluminio chinos, según un documento publicado este martes por el propio organismo.

En su denuncia presentada el 5 de abril, las autoridades de Pekín piden en concreto «la apertura de consultas con el gobierno de Estados Unidos» sobre «algunas medidas contra los productos de acero y aluminio».

Las consultas son la primera etapa en el proceso de resolución de diferendos que establece la OMC y que puede durar años.

Flexibilizar las restricciones

Sin responder directamente a Trump, Xi prometió que China recortaría los aranceles para los coches y otros bienes, aunque no dio detalles ni fecha para la entrada en vigor de esta reforma.

Las restricciones de Pekín a la inversión extranjera en el sector del automóvil obliga a las empresas a formar asociaciones con compañías locales y a compartir su tecnología.

Elon Musk, presidente del fabricante de coches eléctricos Tesla, pidió este año a Trump su ayuda para resolver esta cuestión, aludiendo a los problemas que ha tenido su firma para producir en China.

Xi dijo que estas limitaciones se van a liberalizar, prometiendo «flexibilizar rápidamente las restricciones para la participación extranjera», especialmente en la industria del automóvil.

El presidente chino también prometió medidas específicas para proteger la propiedad intelectual.

«Este año, vamos a reorganizar la Oficina Estatal de Propiedad Intelectual para fortalecer la aplicación de la ley», dijo en el foro.

Las tensiones entre Pekín y Washington se intensificaron la semana pasada con la decisión de China de responder a los anuncios de Estados Unidos con medidas que podrían estar valoradas en 50.000 millones de dólares y que afectan, entre otros, al mercado de la soja.

El gigante asiático es el mayor comprador de este oleaginoso estadounidense. En 2017 encargó soja por valor de 12.000 millones del dólares, el equivalente a alrededor del 30% de la producción de Estados Unidos.

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