El pasado 10 de noviembre los berlineses, unhealthy en particular, look y los alemanes en general, conmemoraron el 25 aniversario de la caída del muro de Berlín que dividía no solo la ciudad berlinesa, sino la Alemania, que quedó repartida tras finalizada la segunda guerra mundial.
En el occidente quedó la Alemania que abrazó la ideología capitalista, mientras que en oriente la Alemania Democrática, que quedó bajo la influencia del bloque socialista.
La caída del muro para los alemanes, sin lugar a dudas fue un gran acontecimiento, pues, por un lado se iniciaba la unificación de la nación, pero, sobre todo, la unificación de los miles de grupos familiares que quedaron divididos sin que fueran los que decidieran esa ruptura. De ahí que este hecho tiene una importancia invaluable, para ellos y para el mundo solidario.
La caída del muro también, desde la derecha, simboliza la caída del mundo socialista, y con ello la existencia y hegemonía de una sola visión de mundo, la visión capitalista, hoy llamada también, el neoliberalismo, que, por cierto ha entrado crisis, pronto caerá su “muro”.
Los gobiernos de izquierda de América Latina como la República Bolivariana de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Chile, Argentina y ahora El Salvador, son muestras de que la hegemonía neoliberal comienza su descenso.
Pero volviendo a la caída del muro de Berlín, es menester recordar que hoy muros que dividen pueblos, que dividen familias como el muro que Israel ha construido en la Franja de Gaza, en Palestina.
Curiosamente, quienes celebran la caída del muro de Berlín no condenan al muro que mantiene “encarcelados” a los palestinos y palestinas.
Y si alguna coherencia tuvieran los occidentales capitalistas que celebran el derrumbamiento de un muro, deberían pronunciarse por no más muros en Palestina.
De igual forma, deberían pronunciarse por el muro que divide a pobres y ricos. El muro que divide la más escandalosa desigualdad. Una desigualdad que ha llevado a que las 85 personas más ricas del mundo, acumulen lo que recibe la mitad de la población del mundo, es decir, 3,500 millones de personas.
Entonces, está bien que se conmemore la caída del muro de Berlín, pero hay que derribar los otros muros, y hay que iniciarlo ya.