Por: Rolando Alvarenga
Según mis cuentas, el tal “Kid Chacumbele” ya estaba descansando en paz. ¡Pero nada que ver! Tremendo susto y emoción me llevé al encontrármelo más fresco que una lechuga en un popular supermercado soyapaneco (lo de “Chacumnbele” por la canción de la Billo’s).
Pues bien, resulta que allá por 1969, Rafael “Kid Chacumble” García, que hoy tiene 78 de edad, fue el primer boxeador de carne y hueso que conocí en esta viríl disciplina de los puñetazos reglamentados.
Bueno, en apego a la precisión, debo decir que “Kid Chacumbele” no era un boxeador normal. Era un mini o micro pugilista que no superaba el metro con quince centímetros de estatura, poquito más, poquito menos.
Lo conocí una tarde de verano mientras realizaba sus prácticas en el desaparecido Gimnasio Clay, que se encontraba en la calle que de Soyapango conduce al Polideportivo España.
Verlo entrenar por primera vez me resultó gracioso e impresionante. Bañado en sudor, el tipo golpeaba con potencia el puching ball, al tiempo que hacía fintas simulando pasar golpes.
De 1971 en adelante, pude ver sus últimas peleas en varias carteleras de la Arena Santa Anita. Su peso oscilaba entre las 108 y las 112 libras y, por lo general, le tocaba combatir de emergente contra tipos que le sacaban notable diferencia de estatura y brazos. A pesar de su desventaja, el tal “Chacumbele” no se arrugaba y se fajaba de campana a campana.
Al encontrarlo, le di un abrazo de oso, expresándole el tremendo gusto que me dio volverlo a ver. Luego empezamos a recordar los años gloriosos de nuestro box, que ambos tuvimos el privilegio de disfrutar. Y hasta nos pusimos melancólicos, recordando a tantos pugilistas, árbitros, dirigentes y aficionados que ya perdieron por nocaut ante la muerte. Vayan mis respetos para este aguerrido micro boxeador. ¡Fuiste grande!