FRANCIS FANCI
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Me vanagloriaré de ser el último hippie de El Salvador; las mentes “cuadradas” de antes y ahora, healing asociarán la palabra con piojosos peludos, healing promiscuos, adictos y existencialistas.
La cultura hippie, en el sentido real, aunque calificada como subcultura, y para muchos, una transitoria moda de protesta, fue una propuesta, una alternativa para una sociedad convulsa. Fue un movimiento masivo, global. “Hagamos el amor y no la guerra”, “la guerra no es buena para las flores, ni para los niños”, “lo que queremos es amor y paz”, “lo que el mundo necesita es amor”, “haz lo que quieras, mientras no lastimes a nadie”; eran algunos de los paradigmas hippies.
Paz y amor, rechazos a los estatus sociales, al sistema inicuo (como lo llama la Biblia).
Vuelta a la naturaleza, espiritualidad, sincretismo religioso. Las parejas hippies se casaban sin cura y sin alcalde, en unión libre, y eso era motivo de escándalo; pero las parejas se casaban al aire libre, entre árboles o a la orilla del mar y con su propio ritual. Música, danza, hongos y poesía ¡pero no armas! No pistolas, no cuchillos, no rencores, no violencia. Todos los seres humanos somos hermanos, la naturaleza es libre, liberémonos.
El sistema tambaleante contra atacó y todopoderoso, venció. La codicia retomó el control, juventud consumista, “cool”, snob y belicosa, sustituyó a la marginada generación naturalista, ecologista, no consumista y pacifista. Esta semana, dos de los pandilleros muertos a tiros en enfrentamientos, el uno tenía 19 años y el otro 15 ¡me duele, de verdad me duele! ¡15 añitos perdidos! 15 años que comenzaron en la miseria, 15 hostiles, carenciales y difíciles años que terminaron así.
Jóvenes de institutos rivales, rivales por quien sabe que estúpida razón; se dan cita en una plaza para liarse en feroz batalla campal. Es triste para mí y no puedo evitar añorar los psicodélicos años 60´s; la época de Juan XXIII, los Beatles, el hombre en la Luna, Martin Luther King, el Concorde, el Telstar… pero sobretodo, evoco nostálgico “la revolución de las flores”, la cultura de la libertad, de la confianza mutua, de la paz y el amor. ¡Cuánto contraste con la violencia, agresividad y muerte de hoy. ¿Dónde están los hippies de entonces? Respuesta: recuperaron la cordura. ¿Será posible que el experimento se repita?
LO QUE EL MUNDO NECESITA ES AMOR.
FRANCIS FANCI. –Centro de Estudios e Investigaciones Filosóficas.-