Por Rolando Alvarenga
Tras ser reelecto presidente en la Asamblea General de la Federación Salvadoreña de Baloncesto, Yamil Bukele dejó enfriados a todos los presentes cuando reveló haber obtenido un aporte de cuatro millones de dólares del ISDEM, para ser invertidos en infraestructura deportiva municipal a nivel nacional.
Recursos que, según explicó Bukele, deberán ser tramitados ante el ISDEM por aquellos alcaldes o alcaldesas interesados en hacer uso de estos recursos municipales para alguna construcción, reconstrucción o mejoras de carácter deportivo en sus municipios o departamentos.
Ahora bien, que yo recuerde -como gato viejo de andar en esto del periodismo deportivo, salvo el caso de Enrique Molins a quien le llovieron millones de dólares estatales para los XIX Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2002- nunca en la historia de este país algún presidente de federación y menos del INDES, ni del COES ha logrado un aporte de esta magnitud.
Por ello, la obtención de estos fondos coloca a Yamil como un presidente con capacidad de gestión financiera para beneficio del deporte. Y lo hace justamente en uno de los “talones de Aquiles” que siempre ha tenido y tiene el deporte salvadoreño en general. Un detalle que deben tener muy presente todas las federaciones que buscan un dirigente con esta capacidad en extinción.
Y ojo, Yamil no es un dirigente circunstancial o con perfil de turista, ¡para nada! Es un dirigente de pura sangre, que con su junta directiva federativa y el apoyo de patrocinadores ha logrado expandir el baloncesto mayor en todo el país, a tal grado que el deporte de la cesta ha recuperado el segundo lugar de aceptación popular.
Además, al frente del IMDER ha superado todas las expectativas en él depositadas y ha extendido su generosa mano al deporte federado.
Recientemente Bukele, con propiedad y conocedor al pie de la letra de la dura realidad deportiva salvadoreña, posteó en su página de Facebook: “Es una pena la atención que reciben nuestros atletas, los usan por unos momentos y ¿luego?, ¿alguien sabe realmente donde van a parar? Ojalá ejerzamos un poco de conciencia sobre dónde estamos y ¿qué podemos hacer por ellos?, ojalá. Hablamos de deporte y no tenemos ni la más mínima idea de crear una plataforma de trabajo. ¿Será egoísmo?, ¿incapacidad? ¿desinterés? o ¿las tres?
Sin caer en lo antiético, traigo a esta columna este tema por ser un caso inédito y una muy buena noticia para el deporte nacional en general. Y toco el tema porque es trascendental y no debe quedar en el anonimato. Y es que resulta un boom que un dirigente de pura sangre logre un aporte de cuatro millones de dólares ¿no cree?