Redacción Diario Co Latino
Gerardo Díaz, medicine dirigente de la Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños (FENASTRAS) durante la guerra civil y sobreviviente del atentado al local de esa gremial de trabajadores, see ocurrido en 1989, recuerda la crudeza de la ofensiva guerrillera del 11 de Noviembre, que hoy cumple 25 años.
El dirigente sindical recuerda su vivencia como sindicalista y el papel que jugaron líderes obreros y trabajadores organizados, como cuadros políticos y militares de las diferentes organizaciones que integraron el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
En 1984, Díaz se incorporó a la FENASTRAS, dos años antes había ingresado a las Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional (FARN-RN), donde desarrollaba trabajo político.
No se podía salir de las casas y los helicópteros no paraban de pasar para ametrallar a la guerrilla, las bombas y los balazos empezaron a sonar por todos lados mientras él se vio obligado a permanecer en reposo en su casa de habitación porque no pudo incorporarse, porque todavía no se recuperaba de las lesiones sufridas por los explosivos.
¿Cuando entra a la RN?
en 1982
Luego de lo ocurrido en FENASTRAS. ¿Participa en la ofensiva ?
-Yo pase prácticamente inhabilitado, con mis oídos explotados, fuera de la federación, sin mayor involucramiento, no podía incorporarme yo salí del hospital justo el 11 de noviembre, yo sabía que venía la ofensiva, sabía que ese día se iba a dar. Yo tenía planteado en mis tareas que a mí me tocaba irme para Soyapango, era de ir a ordenar a la población sobre las vías de evacuación de tal manera que hubiera los menos costos humanos, más que todo cuidar de los niños y los ancianos a la hora de un enfrentamiento.
¿Y que pasó ?
-Me tocó quedarme en mí casa, aquí en la Colonia Satélite y me tocó desde la tercera planta estar viendo los helicópteros artillados disparar en contra de los compañeros que estaban apostados allí por la Zacamil.
¿Pero no participó porque en ese momento salía del hospital o por qué?
-Bueno, una parte porque hubo un poco de dispersión, otra cosa,¿ que podía hacer yo? si estaba desconectado prácticamente, sin embargo, yo busque los contactos estuve en el hospital 11 días, el 11 de noviembre salgo, y bueno me fui para mí casa, estaba doliente todavía de mis piernas y de mis oídos.
¿Todavía no oía?
-No escuchaba bien, me han hecho tres operaciones en el oído derecho, hoy tengo que usar estos aparatos, pero sí, yo me incorporé no más pude, más que todo a las declaraciones de prensa que estaban dando en el Hotel Camino Real, junto a Bernabé Recinos, y luego que el partido toma la decisión que yo era más útil fuera que adentro, entonces me sacaron hacer una gira, salí el 26 de noviembre.
La ofensiva ¿duró varios días?
-Sí. Quiero contar un anécdota: durante los cuatro días de la ofensiva, donde yo vivía, en un condominio, había una niñita que estaba con una fiebre alta y como la gente me veía salir con indumentaria de médico, porque trabajaba en el policlínico. Creyeron que era médico y me llegaron a buscar en la madrugada, no podía decirles que no era médico porque si la gente pensaba eso había menos posibilidades que alguien me pusiera el dedo, fui a atender a la niña, algo conozco de lo que le recetan a los niños, tenía unos antibióticos, y le he dado eritromicina para la infección y un calmante para bajar la fiebre, yo sabía que eritromicina en dosis baja no le iba causar daño. No se podía salir a la calle a comprar medicinas y a lo mejor era una familia de escasos recursos, esa es una anécdota que guardo en mi corazón.
¿Con quién formaste células?
-Allí en la Policlínica. Había entrado al servicio de inteligencia de la RN, andaba haciendo tareas de seguimiento a personajes, que yo no sabía ni quienes eran, pero me tocó hacer algún trabajo, estuve viajando a Guazapa a las 7 de la noche. Varios días de la semana me tocaba ir a un recorrido para ver cual era la situación que había en la carretera, porque por allí estaban los corredores donde se pasaba a los compañeros que iban a adiestramiento a Guazapa.
¿Recibió adiestramiento allí?
-No. A entrenamiento no tuve la oportunidad de ir, ya tenía todo listo pero desgraciadamente surgió un problema con uno de los compañeros que dejaron un mapa en la farmacia del hospital, yo lo informé entonces, y dijeron no te vas. Yo ya tenía dos semanas de permiso para salir, ya había comprado unas mis botas Colibrí, unas que tenían cintas hasta arriba yo tenía mi motocicleta, había comprado mi hamaca de nylon, porque era de llevar cosas sin mucho peso, sin mucho bulto, mi navaja de multiusos, había comprado mi lamparita, mi reloj sin muchas luces, todas esas cosas las tenía ya preparadas, pero surgió ese problema, entonces me quedé. Luego me quedé volando porque mi responsable cayó (capturado) en un enfrentamiento que tuvieron.
¿Quién era tu responsable?
-Un compañero que está en Canadá, en Alberta. Él iba a un enfrentamiento, yo no fui. Luego yo me quedé que iba a un contacto, a un recontacto, bueno entonces dije: hasta aquí llegó mi participación, pero me encontré con otro compañero que estaba en el área de masas, responsable también de compañeros del Seguro Social y otros sindicatos. Era Rafael Merino, un compañero bien radical, me dijo, la primer tarea que tenés es organizar el sindicato de Policlínica Salvadoreña y como prueba que tenía el interés de pertenecer a una organización que estaba dentro de la lucha armada, así fue como me involucré al sindicalismo. Mi participación más fuerte fue en el 88. En el 87 estuve en Nicaragua junto al cabezal dirigencial que en ese tiempo estaba comandando la UNTS y otras organizaciones. Estuve en esa reunión de Nicaragua y fue cuando se definió la estrategia de llevar a cabo la ofensiva un año antes de lo que fue. Tenía que ser en el 88, pero la situaciones se iban dando de tal forma que iban atrasando los tiempos, el presupuesto, nos venimos con la tarea de democratizar los gremios, de llevar a acabo la territorialización de las fuerzas del FMLN. Todos los cuadros que estaban organizados tenían que buscar la territorialización. Eso fue lo que permitió que durante la ofensiva hubiera gente que estuviera con bodegas, con casas de seguridad, que hubiera la logística suficiente para que cuando las fuerzas de las montañas vinieran esto se facilitara de mejor manera, y esto fue a nivel nacional. Yo no me territorialicé porque no estaba dentro de las milicias, dentro de la guerrilla urbana, yo estaba dentro del área de masas, dentro del frente abierto. Mi tarea fue democratizar los gremios.
¿En qué consistió la democratización de los gremios?
-El asunto es que las juntas directivas dentro de las organizaciones donde los diferentes partidos del FMLN tenían presencia, eran puesta por los partidos. Había una línea de apoyo a fulano de tal, para que quedara en tal secretaría, no era una cuestión donde los trabajadores (elegían), la tarea era de convencerlos, y eso solo se podía hacer desde atrás llevando lineamientos para concientizar y politizar a la gente, porque de otra manera cómo la gente iba a aceptar que se pusiera a tal compañero. Los compañeros que se ponían en la junta directiva era porque tenían una posición política y tenían el coraje de asumir cargos en la junta directiva… era una cuestión vertical, quien iba en las tres secretarías principales, secretario general, secretario de finanzas y secretarios de conflictos. Con la democratización, ya no eran el partido quien influenciaba sino que era la gente. En ese marco fue que se dieron varias situaciones que ahora las lamentamos, porque los sindicatos cayeron en manos de gente con intereses particulares, por ejemplo en FENASTRAS vendieron el edificio. La guerra para mí y en cualquier país es terrible, es desastrosa, ninguna guerra ha sido beneficiosa, todas las guerras han destruido al que menos está involucrado, parte de la gente que muere en la guerra es gente que no está parcializada.