Dr. Fredy Rosales Meyer
Médico Pediatra, Neonatólogo.
Debo hacer la necesaria aclaración de que el objeto de comparar al ser humano con otros animales del mismo Reino Animal, solo es un recurso didáctico para enseñar y hacer comprender la situación y en ningún momento hacer creer que los animales son más inteligentes que el hombre. Pero sí podemos ver que los animales NO racionales tienen mejor pronóstico de vida que los seres humanos, precisamente porque no tienen razonamiento, característica que el ser humano sí posee pero que no le ayuda en la preservación de la salud de la especie, tanto porque por sí mismo ignora cómo y porque los que lo saben, maliciosamente no lo promueven o divulgan de forma apropiada.
El animal silvestre no le pregunta a su razón cómo debe alimentar a su hijo, simplemente ya viene programado por la madre naturaleza de cómo, dónde y cuándo tiene que dar de mamar a su hijo; mientras que el ser humano, por ser racional, no recurre al raciocinio lógico de cómo, cuándo y dónde dar de mamar a su hijos o sea el seno materno o el biberón, si es alimentado artificialmente; y recurre a la rutina, al mal hábito y a la mala orientación que otros seres humanos le enseñan por medio de la sociabilización. Orientación que por cuestiones de educación y cultura puede estar equivocada. De modo que una mujer imitando a otras mujeres que hacen mal las cosas importantes, también las sigue como lo es en la inadecuada actitud para alimentar a su hijo. Lo que logra así es un niño enfermo al igual que les pasa a los hijos de las mujeres a quienes imita. De este modo al comparar la sobrevivencia de los animales con la de los seres humanos comprendemos que: la raza humana desaparecería primero de la superficie del planeta antes que los animales irracionales o que no razonan.
Tomaré del Reino Animal tres grupos de animales que asumen diferentes actitudes entre ellos a la hora de alimentar a sus hijos, y que obtienen un buen resultado: hijos sanos.
El primer grupo de animales que conocemos y encontramos cuando hacemos un paseo por el campo o en las granjas: las vacas, las cabras, los caballos. Si vamos a la selva, a un parque zoológico o a un circo que exhibe destrezas con animales, podemos encontrar camellos, jirafas, elefantes y otros. En estos animales a la hora de alimentar a sus crías la madre asume una sola postura o posición. Ella se encuentra de pie, el hijo mama parado, con su boca dirigida hacia adelante y hacia arriba, hacia la ubre y al abdomen de la madre (Panza). Ver Fig. #63
Tragan hacia abajo y hacia atrás del cuerpo, dirigiendo el trago de leche directamente hacia el estómago o panza. Si nunca los ha observado intente hacerlo para que lo compruebe y lo aprenda. ¿Alguna vez ha visto usted que un ternero se atore, se ahogue, se asfixie o muera por mamar como la naturaleza le manda? De seguro que no lo ha visto. Ninguno de estos animales puede ser visto que se alimenta como no se debe. ¿Cómo podría ser incorrecto que se amamante? pues si la madre, para el ejemplo una vaca se acuesta, para amamantarlo y el crío se acuesta o si la madre camina y el crío quiere mamar cuando la madre camina.
Qué hace por ejemplo una vaca, si usted lo ha observado alguna vez, cuando ella quiere caminar y el ternero ya terminó de mamar o aún quiere seguir mamando. Pues la vaca simplemente camina sin preguntarle al hijo. Lo desprende de la ubre jalándosela y si el ternero no se quiere desprender y ella quiere caminar, simplemente le hace el mate o le da una patada suave y sorpresiva de modo que el ternero entienda y se desprenda de la chiche de la vaca y la deje caminar.
Quiere decir que todo transcurre según está programado por la naturaleza, y no hay modo de salirse del guión porque no hay razón o raciocinio ilógico que la impulse a violar el instinto. Lo de raciocinio ilógico lo explicaré más adelante.
De esta actitud la de los animales citados podemos sacar una muy importante recomendación para los seres humanos, para nuestras madres y nuestros hijos: no se puede ni se debe comer y caminar al mismo tiempo. Una mujer no debería de caminar y dar al mismo tiempo de mamar. No debe hacerlo así, aunque podemos observar con cierta frecuencia, principalmente con la mujer campesina que llega a la ciudad, que tiene prisa por regresar a su casa y aprovechar el tiempo y la observamos que cuando camina también carga a su hijo acostado, horizontalmente y lo alimenta caminando y en posición viciosa o incorrecta. Ver Fig. # 64 y 65.
El resultado es que el niño vomita porque se le revuelve el alimento ingerido; se ahoga, se atora, se sofoca o se asfixia y se enferma a consecuencia de vomitar los alimentos. No duermen bien mientras se amamantan. Siempre debe estar la madre sentada, aunque sea sobre una piedra; siempre debe estar quieta, atenta a lo que hace, no importa la prisa. Lo único que importa es que lo haga bien como la naturaleza se lo manda y así mantendrá sano a su hijo. No importa el tiempo que se lleve para hacerlo bien. Todo tiene su recompensa: la salud de su hijo.