Caralvá
Fundador
Suplemento Tres mil
Un elemento importante de la interpretación del mundo es ¿cómo nombramos las cosas? ¿entendemos lo mismo o pensamos el mismo concepto?, esta mínima anotación surge por la asignación del verbo ser, el cual es motivo capital en el idioma español, pero no en el náhuat-pipil y de la misma manera en términos filosóficos. “Cuando decimos : Toda palabra del lenguaje designa algo” todavía no se ha dicho con ello, por de pronto, absolutamente nada, a no ser que expliquemos exactamente qué distinción deseamos hacer” Investigaciones filosóficas / Ludwig Wittgenstein –México: UNAM, 2003 Pág 29, esta referencia se debe a un comentario anotado por Ignacio Ellacuría “Entrevista con Zubiri (Madrid, 18 de octubre de 1963)” en la cual leemos: “… sobre el segundo punto, en donde ve él más discutible su tesis de la distinción de ser y realidad y de la primariedad de ésta sobre aquél, estuvo hablando largamente sobre la justificación de su tesis, más o menos con los mismos argumento que propone en su libro. Añadía que le parece tiene razón Heidegger cuando ensaya la distinción entre ser y realidad, aunque no está conforme con la interpretación que da al Seiende ” Escritos filosóficos II/ Ignacio Ellacuría – San Salvador: UCA, 2007 pág 67 la última palabra contiene una diferencia entre el Ser (Sein) y los seres (seinde)… etc. pero Ellacuría anota una observación más: “…Confianza que por esta vía de la distinción entre ser y realidad puede llegarse a una quaestio nominis, pero sostiene que se trata de dos cosas distintas y que esta distinción tiene importancia”. ídem pag. 41. En el caso antes anotado, implica concepciones filosóficas y lingüística, el tema de nuestro idioma ancestral náhuat-pipil viene al caso, no solo se trata de un idioma del olvido, sino de una filosofía de la vida, del ser, de la sociedad que habitamos, la cual evoca otras citas en mención en el libro 7 (chicôme) Estudios Náhuat Pipiles/Rafael Lara – Ed. UEES, 2017, se destaca el siguiente comentario: I. El otro, la falta… por esta monotonía de lo occidental, en apatía hispano-céntrica, resulta acostumbrado escuchar “el náhuat-pipil” carece de verbo “ser”; “no tiene género”, en vez de indagar las categorías gramaticales propias al idioma, i.e. absolutivo, posesivos, vocativo, locativos, plurales, etc., en el sustantivo, sino nombrar la complejidad del verbo. Esas supuestas carencias podrían revertirse hacia el inglés por una leve variación: “carece de la cópula locativa “estar”, de género y concordancia, al faltar el número en el adjetivo y en el verbo” que cohesiona la frase y oración”. Idem Pág 14, la temática entonces une filosofía-lingüística-nación (olvidada) Lara anota en su estudio 4 “Del yo mi me conmigo”, al arte de las letras del Otro; II Myself … “la sanción purista por violar la ley gramatical no invalida el hecho, en una discusión perpetua entre el ser y el deber-ser de lo real, así como entre el hecho y su reflejo o representación, a veces especular e invertida. Acaso el nombre relacional náhuat-pipil -seel, “Self”, se acercaría más al inglés en su comportamiento sintáctico que al castellano”. Idem pág 99. Se trata entonces de profundizar la visión política y filosófica de la lengua olvidada de nuestros ancestros.